Alaska, 9 de julio de 2009
Verano. El Tour, el gazpacho, la playa (quien la tenga). La mayoría de profesores, exhaustos, ya están de vacaciones. En los ayuntamientos los más atrevidos se atreven con las bermudas. Hay diferencia de opiniones al respecto. Yo me las he puesto alguna vez, aunque confieso que me siento un poco más indefenso con las pantorrillas al aire. Supongo que depende del lugar de trabajo. A mí, por ejemplo, un policía con bermudas me da un poco de risa. Pero son cosas a las que uno se acaba acostumbrando.
Tiempo de propósitos profesionales. A veces pequeños: intentar que mi mesa no sea tan caótica, poner un tablón para colgar las notas, etc. Cosas tan sencillas que no acabo de ponerme nunca. Casi siempre tienen que ver con el orden y con los ladrones de tiempo (otro día hablaré de eso).
Tiempo también para los propósitos más ambiciosos. Los sueños. Creo que vale la pena arriesgarse en proyectos de envergadura, que ilusionen a la gente y que dejen huella. No digo que se tenga que ser un kamikaze, que hay muchos por ahí, pero cuando uno nota que está preparado, hay que lanzarse. Si es que de verdad se tienen ganas.
Hay un momento de tu vida profesional en que te nutres, escuchas, lees, te formas, adquieres experiencia y vas sabiendo que lo de aprender es para siempre. Pero también llega el día en que intuyes que ya tienes algo que ofrecer, algo así como la suma de lo que has aprendido más tu huella personal (también hay gente que se salta el primer paso, el de formarse, y quiere ofrecerlo todo a las primeras de cambio, vendiendo moto tras moto. Pero eso es otro tema).
Hay un momento, no un día que te levantas, no, ni una luz, nada de eso, algo gradual, hay un momento, digo, en que te ves preparado y te atreves a sentarte en el otro lado. El otro lado, para unos, será dirigir y diseñar un proyecto, dar una conferencia o escribir un artículo. Para otros será rodar un corto, montar una asociación, u opinar por primera vez en la reunión de supervisión que tanto temía.
Compruebas que las cosas, si pones empeño, acaban saliendo.
En mi caso, ya lo sabéis, además de otras historias donde ando metido, me he tirado de cabeza a participar en este proyecto teatralblog con la compañía Factoría Los Sánchez. Ver como algo que nace de una conversación, en un bareto de barrio, entre cervezas y olivas, va poco a poco creciendo, tomando forma, hasta convertirse en un espectáculo donde la gente ríe, llora, se emociona, se aburre (los menos, jeje) discrepa o aplaude, es algo apasionante. Te hace creer en las enormes posibilidades de cualquier equipo humano que ponga su energía y su ilusión en un objetivo.
Vale la pena. Vale la pena probar y probarse. Quitarse los miedos y saltar a la piscina. Se trata de participar en la creación de alguna cosa y sentirse vivo.
Y si lo has dado todo, si has sido honesto y aún así fracasas, el único reproche que te puedes hacer, si es que quieres hacerte alguno, es el de no volverte a levantar.
PD: juro que no me estoy leyendo ningún libro de autoayuda.
6 comentarios:
Hacer, probarse, intentarlo, lanzarse a la piscina...
Creo, que muchos/as de los que compartimos tu blog, y trabajamos en la profesión, nos hemos visto a menudo en esta diatriba.
Solo le pongo una salvedad (a decir verdad,no mia, sino de una compañera): Cuando la actividad, el darlo todo, la participación y colaboración se hace en muchos frentes y a todas horas, puede haber(y la hay)gente que lo malinterprete y le busque la vuelta: " Áfan de protagonismo ", creo que lo llaman.
Espero que nunca te ocurra, Quique. Bien merecido tienes tu minuto de gloria,con ese sueño teatral en el que te desnudan Los Sanchez, sin pudor alguno.
Un saludo
Hola Asier.
Creo que cuando te implicas o creas algo, el protagonismo, buscado o no, es inevitable. Igual que el ego, que también entra en juego.
Tampoco tiene que ser negativo: ¿Quién dice que el anónimato, la modestía, o estar siempre en un segundo plano es bueno per se?
Una vez que decides crear algo, las consecuencias son bastante impredecibles.
Implicarse significa exponerse, también a las críticas, claro. Pero creo que es un error dejar de hacer cosas por el qué dirán. Siempre habrá quién te aplauda y quién te pondrá verde. No todo el mundo puede querernos.
Otra cosa es (supongo que tu amiga se refiere más a eso)la gente que "participa" en muchas cosas pero sólo figurando, o sea, sólo poniendo el nombre. Porque claro, si lo das todo, todo, no puedes (una cuestión de tiempo)estar en todos los sitios.
Creo que no será ese mi problema Asier. Además de que no sé hacer medio bien demasiadas cosas, tengo cierta tendencia a la vagancia, jaja
Un abrazo
Hace tiempo que me adueñe de esta filosofía: " Como es imposible agradar a todo el mundo, he optado por lo mas dificil. Quererme a mi mismo".
Un saludo Quique. Como siempre, es dificil no coincidir con tus apreciaciones (y "sueños"....).
PD: Aún recuerdo al bueno de Julito Salinas, diciendo aquello de que lo importante es que hablen de uno, aunque sea para mal, jajajjaja. "Il torpe" le llamaban los italianos, y ha salido mas listo que nadie.
Las falsas modestias no sirven para nada. Si se hace algo bien, lo que sea, pues ea bien hecho! y a reconocerlo! Cuando alguien "brilla" por alguna razón y sigue "brillando" con el tiempo es por algo.
Aguien me dijo una vez en un momento de esos complicados en los que te parece que sólo sabes meter la pata "tú has nacido para ser educadora" la miré pensando que estaba siendo una exagerada de narices....ella veía algo que yo todavía no apreciaba.
Creo que se tiene que compartir lo que uno sabe y conoce y si eso supone que algunos te tilden de presuntuoso, prepotente o vete a saber qué, pues que les den!
Cualquier protagonismo que surja de la inquietud de seguir aprendiendo y compartiendo de y con otros, es un protagonismo legítimo y que tendríamos que asumir tal cual.
Suerte en todo lo que andéis metidos!!
mi sueño más inmediato es una habitación de hotel vacía, limpia, impoluta, con buenas vistas, una cama grande, nadie que me interrumpa el sueño, libros para leer, una piscina de acceso privado y dos o tres días por delante para descansar... pero me gustaría mucho leer algo tuyo sobre los ladrones de tiempo, uno de mis libros favoritos es Momo
Hola Abril, estoy de acuerdo contigo.
Saludos Manuela. Lo prometido es deuda. Por cierto, un estupendo plan.
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