Alaska, 11 de mayo de 2010,
En un momento de la reunión he comenzado a hacer casi inconscientemente dibujitos sin sentido en un papel. Se hablaba de SAD (que, descartando a la Sociedad argentina de dermatología, es el Servicio de atención domiciliaria) y de RMI (que significa renta mínima de inserción, pero según google también puede ser la, en mi opinión, mucho más hermosa: Invocación de métodos remotos) y de la RAI (que para nosotros es la Renta activa de inserción, pero que bien podría ser la televisión italiana o el temible Registro de aceptaciones impagadas). En ese momento se me ha acercado J., otro educador, y me ha dicho al oído: "Esto es más difícil que entender a Hegel".
En las reuniones de trabajo demasiado largas, o que duran toda una mañana, yo introduciría el movimiento de vez en cuando. Algunos ejercicios de estiramiento, algún juego suave, o un paseo. ¿Se acuerdan cuando le pedíamos al profe hacer la clase fuera, en el patio o el bosque?. Casi siempre era en sociales ¿no?.
En fin, preparar un poco el cuerpo y la mente para lo que le viene encima.
Más tarde,
Teresiña y yo hemos estado preparando una sesión de mediación que tenemos esta semana. Se trata de un encuentro entre una madre y un hijo que hace tiempo que no se ven y que han tenido hasta ahora una relación muy deteriorada. Gritos, insultos, violencia.
Uno de los secretos de este tipo de mediaciones está en el trabajo previo. Precipitar un encuentro así puede tener efectos devastadores. Así que se trata de trabajar individualmente, respetar los tempos, permitir los desahogos, legitimar las rabias, y sobre todo, explicitar el objetivo del encuentro. Sin rodeos.
Esto último parecerá una recomendación obvia, pero al menos a mí me ayuda tenerla presente. Es fácil entrar en el mismo caos de las familias con las que trabajamos y perder el rumbo de lo que se está haciendo. Por eso, de vez en cuando, vale la pena pararse y reflexionar. Si los objetivos son entendidos, consensuados y compartidos, las posibilidades de éxito son mucho mayores.
Por la noche,
el programa Singulars, del canal 33. Una interesante entrevista al cirujano Mario Alonso (aquí). Aunque soy un poco escéptico (a falta de pruebas más concluyentes) con parte de su discurso, no deja de ser un buen ejemplo de como el hipocampo, la amígdala, o la serotonina tienen que ver, y mucho, con la educación social.
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-Jornadas Salgamos de la sombra, organizadas por Movimiento Anfibio
-Entrevista a Rafa, de Factoría Los Sánchez, en el Hoy por Hoy
2 comentarios:
me quedo con lo de pararse a reflexionar de vez en cuando sobre lo que estamos haciendo, que siempre estamos corriendo para todo...
´Pues sí, también llamado "activismo".
Un abrazo manuela
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