viernes, 2 de octubre de 2015

5 REFLEXIONES SOBRE EL RECONOCIMIENTO PROFESIONAL


El reconocimiento social de la profesión. Recojo el guante que nos lanza el CEESC para este #edusoday2015 y lo hago con 5 elementos de reflexión, así, a bote pronto.

1) Tengo que reconocer que el tema no me seduce mucho. Nos veo un poco pesados con el reconocimiento y la visibilidad y la conclusión de todo esto es que muchas de las campañas que montamos desde los colegios, colectivos o educadores son autoreferenciales. Hablamos entre nosotros de que nadie habla de nosotros. Sé que lo están haciendo muchas de las personas más comprometidas con la profesión. No tengo ninguna duda. Pero aburre.

2) Dice mi hermano Rafa que somos uno de los colectivos profesionales más movilizados que conoce. Y es cierto. Pero creo que tenemos que pasar de pantalla. Esas campañas tipo la educación social también existe, y patatín, patatán, que suenan más a queja que a reivindicación, o ese poner el acento en cualquier noticia donde salga un educador por medio, aunque no tenga nada que ver con la profesión (mató a su suegra, pero ¡ojo! ¡era educador social!) quizás estaban bien al principio, pero ahora creo que son contraproducentes. Dan una imagen de profesionales inseguros, quejicas, pelín obsesionados y, lo que es peor, son proféticamente autocumplidoras; de tanto insistir en que la educación social existe la gente acaba entendiendo que no somos nadie, lo cual es falso, porque, y aquí viene la buena noticia,

3) La educación social está más reconocida que nunca. Lo social está de moda, por suerte o por desgracia. Nadie, ni la derecha más neoliberal, se atreve a presentarse ante su electorado sin un programa donde los servicios sociales y la atención a los más desfavorecidos sean un punto principal (otra cosa es lo que hagan luego con esos programas). Nunca como antes habíamos salido de una manera normalizada en los medios (cuando normalizada quiere decir para bien o para mal), ni habíamos tenido (ahora hablo de Cataluña que es lo que más conozco) un reconocimiento (y conocimiento) tan grande entre los ciudadanos. Solo hay que creérselo un poquito más. Sí, es verdad, quisiéramos salir mucho más en la tele o en los periódicos, pero es que, señores, los medios se ocupan de problemas, catástrofes, elecciones, guerras y de personas que muerden a perros, no al contrario. Sí, a veces solo salimos porque algún educador la ha pifiado. Así es la fama, amigos. Los periódicos no son agencias de marketing. 

4) Lo que creo que hay que hacer es seguir trabajando bien y teniendo el reconocimento social de los ciudadanos a los que atendemos, que creo que es lo importante. Lo demás vendrá por añadidura. Las buenas prácticas. Los medios y el ciudadano de a pie pondrán el foco en nosotros, como ya lo están haciendo, porque hacemos proyectos chulos, no porque demos la matraca existencialista. Es decir, cuando publicamos libros (Educablog, Oscar Martinez) montamos debates interesantes (Marimar Roman), construimos proyectos y discursos innovadores (Ciutat Beta, Asier Gallastegi, Anna Avellaneda y tantos y tantos otros) y sobre todo, sobre todo, sobre todo, insisto, cuando hacemos nuestro trabajo calladamente, como artesanos. Dándolo todo para atender bien a las personas.
¿Quiere eso decir que tenemos un reconocimiento social pleno, que no hay nada que reivindicar?

5) No, el reconocimiento social pleno implica necesariamente unas condiciones laborales justas para los educadores. Y no siempre lo son. Es curioso, porque por esto, que a mi me parece tan evidente, no damos la matraca. Ayer mismo, en una jornadas sobre ética y buenas prácticas donde participé, alguien del ayuntamiento dijo que los educadores en servicios sociales tenían unos horarios de funcionario que podían considerarse casi un maltrato al ciudadano. Y seguramente llevaba razón. Pero a nadie se le ocurrió, bueno, a mi si, hablar de que la exigencia de una cierta flexibilidad horaria también debería ir de la mano de una mejora de las condiciones laborales. Porque el sueldo de un educador social suele ser una porquería, y no digamos la precariedad en la que trabajan los educadores que no están bajo el paraguas de una administración.  La lucha por el reconocimiento social creo que debería centrarse ahí. El otro partido lo tenemos casi ganao.  

Feliz Edusoday2015

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1 comentario:

Alex dijo...

Estoy bastante de acuerdo tu post y el que escrito en la web de Anfibio para este día va un poco en esta línea. Hay que estar y también reivindicar: apostar por unas condiciones dignas de trabajo y unos proyectos profesionales. No vale anclarse en la visión de caridad de los servicios sociales.
También estoy muy de acuerdo en la necesidad de elaborar desde la educación social proyectos que aporten valor a la profesión. Y considero que una de las mayores necesidades que tenemos es la crear: los educadores y educadoras sociales debemos escribir, investigar sobre la profesión y crear un cuerpo teórico propio. Esto es una base sobre la que asentarnos muy importante.