Mi nieto tiene la cabeza abollada porque siempre duerme de un lado. Jonathan enséñale el bollo al señor.
Hay mañanas que prometen.
Viene Antonia, la verborreica: Es que no sabes lo que me hace padecer mi hijo -tengo que comprar huevos, que no se me olvide- Quique, es un sin vivir, y su padre, que me llama por teléfono -el seguro del coche, luego me lo apunto en la agenda que se me olvida- yo no puedo más, lo hacen sólo para castigarme -ostras, que tengo que llamar a mi padre- es que la vida -tengo hambre-. -Ya basta-. Muy bien, señora Antonia, hasta la semana que viene. Gracias por venir.
Las 11h. Mis tripas empiezan a sonar escandalosas y libres, reclamando su botín mini de jamón y café con leche. Pero antes viene Pablo con sus cuatro hijos. Tiene tantos frentes abiertos: la luz que se la cortan, que si los libros, que si las actividades extraescolares, que no me voy a ir a desayunar hasta las 12h. Pero me salva su hijo. El pequeño, Blai, de cinco años, que parece un sioux después de haberse pintado la cara de amarillo con el Pelikan que le he dejado. Mira que les digo que pinten en los folios que les doy, pero ni caso. Todos los niños de cinco años son unos graffiteros que la madre que los parió. Bueno, pues Blai me mira, se medio ríe, y dice : me he tirado un pedo. Y yo aprovecho para decirle a su padre que,antes de que nos asfixiemos, porque en las cuatro horas que llevo en el despacho sin moverme hay una acumulación de metano que vamos a estallar todos, pues que quedemos para otro día.
Desayuno con La Vanguardia, a falta de otra cosa. Los camiones ya circulan. Bueno, podré comprar huevos, aunque vuelvan los atascos para ir a casa. Manda ídem.
A la una viene una familia hipomileurista. La cuarta de esta semana. Los hipo son los que pagan una hipoteca de más de mil euros. Nada de problemas sociales. Pobreza pura y dura, sin conservantes. Con un sólo sueldo y una hipoteca euriborizada, así no hay quien viva.
A las dos viene Yolanda. Le estoy echando una mano con su hijo adolescente. Le digo que le dejaré un libro que le ayudará y asiente encantada. Me alegra acabar el día así.
¿No te sueltan los médicos, así, de sopetón, si usted fuma o no fuma? Pues un educador como Dios manda tendría que preguntar, por orden facultativo, si usted lee o no lee. Y venga, luego a recetar uno. Sin pasarse, para ir aumentando la dosis poco a poco, que luego engancha.
Para usuarios poco lectores algunos libros de autoayuda pueden ir muy bien. Y para los muy lectores también. Podemos atrevernos con algunos libros de ensayo, cuentos, alguna novela. De entrada, abstenerse aconsejar a Kafka o a Bukowski. Reconozco que es una práctica que uso poco, pero creo que voy a inaugurar en el despacho un recetario con libros recomendables a la carta.
Alaska, porfinesviernes13daunpocodeyuyuesodeviernes13peroaviernesregaladonolemireseldentado.
8 comentarios:
Mi nieto tiene la cabeza abollada porque siempre duerme de un lado. Jonathan enséñale el bollo al señor.
Jajajaja... como me gusta.
Me encanta como escribes. Son anécdotas sencillas ,pero nos haces reir, pensar
enhorabuena.
Las tres primeras líneas de tu post son memorables. Ya sólo por eso te felicito por este blog.
Y por todo lo demás que escribes, claro.
Besos. Felizfindesemana.
¿Puedes decirme cómo consigues aguantar la carcajada cuando te dicen algo así?
Buen finde.
No me gusta la forma que tienes de hablar de tu trabajo. Tu como Educador, creo que perdiste un poco la empatía, ya que parece que te hacen gracia las desgracias de tus usuarios. Si estas kemado reciclate y deja sitio a los educadores que están en paro y les gusta de verdad su carrera.
No me gusta la forma que tienes de hablar de tu trabajo. Tu como Educador, creo que perdiste un poco la empatía, ya que parece que te hacen gracia las desgracias de tus usuarios. Si estas kemado reciclate y deja sitio a los educadores que están en paro y les gusta de verdad su carrera.
Hola anonimo,
Le invito a que me diga una sóla vez en este blog en que yo me haya reido de alguna desgracia de los usuarios de mi servicio. Una sola. Eso sí, mis usuarios (no sus desgracias) a veces me hacen gracia), supongo que yo a ellos también. Lo cual no creo que sea síntoma de estar quemado ni nada por el estilo. Sino todo lo contrario.
No confunda el estilo con el que está escrito este blog con el de reirse de las desgracias ajenas.
Y sí, a veces acabo el día agotado de escuchar historias, lo cual demuestra que pongo toda mi atención en ellas y me implico a fondo. Cuando lo pruebe usted algún día lo comprenderá.
Gracias.
..y le invito a que lea otras entradas de este blog en el que si que se narran lo que pueden considerarse "desgracias" o experiencias duras y entonces juzgue el respeto con el que están escritas.
Gracias otra vez.
Publicar un comentario