viernes, 12 de septiembre de 2008

LA ESCUELA, ESA VIEJA CONOCIDA (2)

Alaska, curso 2008-2009.
La escuela es una de las instituciones más importantes de un país. En España es un mastodonte un poco torpe que observa aturdido como todo en el exterior funciona mucho más deprisa que él. En ese sentido es un poco como la Justicia, lenta, arrastrándose como una tortuga, siempre un paso más atrás de la necesidades sociales.
Anda en los últimos tiempos sin resuello, siempre con la obligación inmediata de dar respuesta a lo "último", ya sea esto las grabaciones con móviles, la anorexia o los vídeos del youtube. La mastodonte ( es más hembra que macho) reclama desvalida la participación de unos padres demasiado ocupados, sin querer darse cuenta que el siglo ya pasó página y hoy los niños se espabilan un poco más solos, un poco más anglosajones.

Pobre mastodonte, debatiéndose siempre entre ser lo que quiere ser; transmisor de cultura y lo que algunos quieren que sea; guardería de niños grandes.
Cada año presenta, a unas familias espantadas, su lista de libros de texto, que la mitad de profes cambiaría. En eso es aplicada, como lo es en mantener su lastre religioso.
Una mastodonte que asiste cabreada a los vaivenes de los políticos que no se ponen de acuerdo ni en algo tan básico como saber lo que deben aprender sus futuros ciudadanos, y que juegan con ella como una pelota en el patio de un colegio.

Pero la mastodonte tiene algo que muchas otras instituciones no tienen. Su imponente y desgarbado esqueleto contiene un equipo humano impresionante . Por eso es injusto hablar de la Escuela en general. Hay escuelas y escuelas, y esa diferencia tiene que ver mucho más con el equipo humano que está detrás de ellas que con sus recursos, aunque estos sean muy importantes.
Dentro de la bestia se encuentran equipos de profesores y profesoras capaz de darle la vuelta a los lugares comunes y, lo que es más importante, de entusiasmar a los profesionales más jóvenes que van llegando. Equipos exigentes, dotados, entusiastas, políticamente incorrectos, que van todos a una con el mismo objetivo: educar mejor a sus alumnos. Equipos donde el director es uno más que tira del carro, pero tira con fuerza, donde un claustro de profesores es una fiesta del trabajo para mejorar la escuela, el lugar de la discusión y el debate, no el de la puñalada trapera.
Yo he tenido la suerte de trabajar cerca de algunos de estos equipos. En sus escuelas los niños parecen más listos y hasta más guapos que en otras, y algunos de sus alumnos parecen un poco menos problemáticos de lo que aparentan en las escuelas vecinas. Cuestión de miradas.

Va por ellos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Me ha encantado esa metáfora del mastodonte, oye. Qué lenta y pesada la escuela... y qué rápida y ligera la lectura aquí, siempre.

Un beso.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Cualquier sistema, cualquier escuela, puede ser buena o mala según las personas que estén dentro. Tengamos esperanza...

Anónimo dijo...

Vaya desde aqui mi pequeño tributo tambien a esa escuela y sus profesionales, valientes, arriesgados, desinteresados, rebeldes, luchadores e incansables. Que los hay; muchos/as y muy buenos/as.

Saludos gente.