Alaska, 28 de febrero de 2011,
Se celebra, los próximos 2 y 3 de abril, el Primer Seminario Toni Julíà dedicado a la memoria de este prestigioso educador, director de una de las primeras escuelas de educadores. Toni Julià murió en julio de 2009. Nunca había hablado con él. Lo había visto en algún curso, cuando yo estudiaba y él era ya muy conocido. Recuerdo una cara amable, la de esas personas que uno no se puede imaginar enfadado. Por entonces yo estudiaba a otro pedagogo y educador de renombre, Faustino Guerau , propulsor del modelo de la pedagogía de la vida cotidiana. Lo hacía en la escuela de educadores "Flor de Maig" de la mano de Violeta Nuñez, ahora doctora y profesora de pedagogía social de la UB. V. Nuñez, excelente pedagoga y comunicadora, defendía el modelo estructural frente al de Guerau. Sus alumnos caíamos rendidos ante su retórica, llena de matices y de humor. Ganaba Nuñez. Ha sido mi referente durante bastantes años (lo sigue siendo en muchos aspectos). Pero acabé la carrera y empecé a leer ciencia. Descubrir entre otros a Pinker, Dawkins, Sokal y Bricmont, descubrir el gran bluff del psicoanálisis, me ha hecho distanciarme de la doctora Nuñez. Lo cual demuestra que los referentes pueden cambiar con el tiempo y me sirven para dar paso a la segunda reflexión de este post.
En el Seminario Toni Julià se propone un grupo de trabajo con el tema de la relación entre los colegios profesionales y las organizaciones donde trabajan los educadores. Con un objetivo claro: reflexionar y buscar estrategias para que los Colegios sean referentes para ellas. Un tema complejo y difícil, sin duda.
En la introducción al grupo de trabajo se dice que, en la actualidad, los Colegios no son referentes para las organizaciones. Una aseveración discutible, no sólo porque en la misma introducción se muestre que sí que parecen serlo en algunos temas importantes, sino porque las organizaciones están formadas también por educadores. Puede que algunos de ellos si que se apoyen en su Colegio para algunos temas y que trasladen ese saber y savoir faire a sus lugares de trabajo. También es cierto que atendiendo al bajo nº de colegiados en relación con el nº de profesionales en activo se puede deducir que los profesionales que tienen al Colegio como referencia es todavía muy pequeño. Así que sería deseable que ese número aumente.
Pero existe otro problema y es el concepto mismo de referente como lugar preponderante a donde se acude en busca de saber y orientación. En la sociedad digital los referentes son múltiples, se solapan y cambian a una velocidad enorme. Las organizaciones se suelen apoyar más en personas que en otras organizaciones (expertos, personas influyentes). Los profesionales buscan la información a golpe de clic en sus móviles y lo harán cada vez más en sus iPad. La referencia no es el colegio profesional, ni otras organizaciones porque la referencia que está ganando la partida es Google que decide, según su algoritmo, lo que es importante y lo que no. Cada día más, y eso está pasando con celeridad en otros ámbitos, las organizaciones y las personas, en tanto que también consumidoras de contenidos, quieren acceder al producto sin la necesidad de los intermediarios, sean estos periódicos, editoras, discográficas, partidos políticos o...Colegios. A menos que el intermediario entre el que quiere una cosa y la cosa misma ofrezca un valor añadido. A eso me referiré después.
Resulta sorprendente que en los últimos congresos, cursos y jornadas relacionadas con la educación social a las que he asistido durante 2010 apenas se haga referencia a los cambios que está provocando la sociedad digital. Cambios que están acompañando, cuando no generando, movimientos sociales en el mundo árabe impensables hace unos años o debates sobre la transparencia en la política gracias a plataformas como wikileaks. Para unos profesionales que siempre hemos abanderado el discurso del cambio social e incluso el de las utopías, nuestra capacidad para llegar siempre tarde es exasperante.
Ser referentes, hoy más que nunca, no se decide. No es algo que se gane sólo con la presencia o con la voluntad de serlo. En la medida en que los colegios profesionales elaboren contenidos que signifiquen un valor añadido (códigos éticos, discurso profesional, orientaciones, definiciones, límites, formación) , los otros, las organizaciones y los profesionales que trabajan en ellas, los comprarán. Teniendo en cuenta que los colegios profesionales son uno más en una red enorme de conocimiento compartido tenemos que centrarnos en sumar esfuerzos con otros referentes y con los mismos profesionales para conseguir hacer de la educación social una profesión de prestigio. Todo esto tiene un previo que consiste en hacer del Colegio una organización del siglo XXI preparadada y adaptada al mundo digital que, por si alguien no se había enterado, es el presente más inmediato.
Siempre he pensado que el papel de los colegios profesionales es complicado. Su lentitud y burocracia dificilmente pueden competir con la agilidad de organizaciones o profesionales. Por eso El País, por ejemplo, es un referente para el Colegio de Periodistas y no al contrario.
Pero a pesar de los pesares, aunque los colegios profesionales son pesados y mastodónticos y a veces resultan ser más un obstáculo que una ventaja, siempre he creído que el de educadores sociales, en particular, es muy necesario. El Colegio o lo que después de la Ley Ómnibus quede de él. No importa, la cuestión es tener una organización fuerte. Lo creo ahora que estoy metido de lleno en el CEESC y lo he pensado durante años, cuando pagaba mis cuotas de colegiado pero me lo miraba desde la distancia; con recelo pero también con la tranquilidad de saber que existía. Porque, a pesar de todo, una profesión débil y poco cohesionada como la nuestra necesita de una organización fuerte que la aglutine y la defienda. Necesita que la gente que tenga ganas de partirse la cara por la profesión, gente como Toni Julià, tenga una casa en condiciones donde se le escuche.
Estoy seguro de que el Seminario Toni Julià de este abril será el inicio de una primavera pedagógica para la educación social.
Estoy seguro de que el Seminario Toni Julià de este abril será el inicio de una primavera pedagógica para la educación social.
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6 comentarios:
Cierto es que falta una adaptación de los Colegios Profesionales a la era digital. Algunos colegios vais más avanzados en eso pero a la mayoría le queda mucho por hacer como la entrada en las redes sociales.
Muy buen análisis
Elena
Interesante reflexión. De acuerdo con que somos una profesión poco cohesionada, hay mucha dispersión sobre todo en la práctica profesional, pero no estoy de acuerdo con que seamos una "profesión débil", creo que nos desvalorizamos nosotros mismos, tenemos que empoderar el contenido de la educación social y su aplicación ( las redes sociales nos ayudarán) y solo así estaremos reflejados en la sociedad con fuerza.Es una simple opinión.
Saludos Edusotic y Elena.
Hola Charo. No digo que no tengas razón. Respecto al valor de nuestro trabajo estoy totalmente de acuerdo contigo. Pero si atiendo a nuestras condiciones laborales (en general, en toda España), presencia en los medios, consideración institucional, etc. pues no puedo ser muy complaciente. Creo que en este caso nuestra debilidad es casi objetiva.
Espero que esa constatación sirva más como acicate para los profesionales que como desmotivación. Un abrazo
Yo quiero dejar constancia de la huella que dejó en mi Toni Juliá. La verdad es que no puedo decir que lñe conocía, no tuve esa suerte. Sólo tuve la oportunidad de escucharle en un par de ocasiones y, para mi es de esas personas que me ha dejado huella.
Gracias por dejar constancia Alfonso. Un abrazo!
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