Hablo por Skype con estudiantes de educación social de la Universidad de Santiago de Compostela. Es el segundo año que el profesor Pablo Meira me propone esta actividad, una gran oportunidad para el contacto de los estudiantes con el mundo profesional y viceversa.
Skype es tecnología 2.0 al servicio de una comunicación 1.0, a la antigua. Se trata de hablar y debatir, algo que difícilmente puede hacerse por ejemplo en twitter, a pesar de sus entusiastas. En lo que se refiere a comunicación, twitter es bastante pobre. Un diálogo de sordos y uno de los sitios de Internet donde más lugares comunes y prejuicios se dan por minuto. Es lo que tiene intentar resumir cosas complejas en banalidades de 140 caracteres. Pero, por otra parte, es una plataforma que permite hacer propuestas educativas interesantes. Por eso, por los contactos, y a veces por el divertimento, que no es poco, conservo mi cuenta.
Estábamos en Skype. Me gusta hacer preguntas para saber, con una ojeada, algunas cosas del auditorio.
La primera va sobre las redes sociales. El 90% de los estudiantes que me escuchan tiene facebook y el 70%, así por encima, tiene twitter. Solo uno de ellos tiene un blog. Bueno, en realidad es una de ellas, porque un 90% de los que me escuchan son mujeres. No descubro nada nuevo: esta es una profesión de mujeres donde los hombres somos una rara avis. Está claro, por otra parte, que las nuevas generaciones de educadoras llevan incorporado el virus 2.0 y estoy seguro de que le acabarán sacando mucho más juego del que le sacamos ahora. Sabrán distinguir el ruido de las nueces. Buenas noticias.
La segunda pregunta que les lanzo va sobre la ciencia y sus derivados. Una gran mayoría opina que las farmacéuticas son lo peor. También creen que lo que diga la genética es poco relevante para nuestro trabajo. Hay la opinión generalizada de que todo es gracias a, o por culpa de, la educación. Nada nuevo tampoco. No me gusta generalizar, pero en este tema me atrevo. El prejuicio hacia lo científico es algo que forma parte de nuestro ADN de educadores. No sabría decir cuando, cómo y por qué, estudiantes que han (hemos) mamado biología en el cole o el instituto, de repente eligen educación social y rechazan cualquier cosa que huela a química, a cerebro, a herencia, a evolución. Cualquier pastilla es mala, cualquier insinuación de que tal vez el problema esté en el cerebro y no en los padres es fascista o reduccionista, la ciencia solo se mueve por interés, bla, bla, bla. Naturalmente no nos inmutamos ante descubrimientos científicos sobre el comportamiento humano, como si no fuera con nosotros. Desdeñando la herencia y la evolución, la educación social solo puede aspirar a explicar todo y a solucionar todo (TODO) desde un punto de vista social y educativo. Los riesgos de que nuestras intervenciones caigan en el totalitarismo es muy grande. Y no solo hablo de los grandes discursos, cargados a menudo de buenintencionismo, hablo también del día a día profesional, del riesgo de convertirnos en el Gran Juzgador cada vez que abrimos la boca. Suerte que esta generación que viene y que pisa fuerte introducirá la ciencia en sus saberes pedagógicos (y ahora debería poner un emoticono de esos amarillos, guiñando el ojo).
La tercera pregunta va sobre la crisis. Una gran parte del alumnado conoce a alguien muy cercano al que la crisis le afecta con dureza. Son estudiantes que ven con preocupación el presente de la gente y también el futuro profesional propio. No sé que pasará de aquí a cuatro o cinco años, cuando esta generación de educadoras salga a la calle. De alguna manera tendrán que enfrentarse a la crisis. No a esta, espero (cinco años de recesión más no creo que los resista ni la gente ni el país) pero sí a sus consecuencias. Al estado de bienestar que nos quede bajo las cenizas. Supongo que se preguntarán qué hicimos al respecto. El desastroso legado de Zapatero en España o del tripartit en Cataluña, por ejemplo, seguido por la política de recortes salvajes en sanidad, educación y servicios sociales del PP y de CIU (¡glups!, lo siento, no quería entrar en campaña. Ahora, si fuese un hombre de mi tiempo, debería poner un emoticono de diablillo, ¿no?) , ese legado, digo, les dará para mucho. Quizás la suya sea una tarea de reconstrucción. En todo caso tendrán que abrir ventanas e inventarse nuevos roles, nuevos proyectos. Ya veremos, como futurólogo soy un desastre.
Después de más de dos horas de conversación y cuando ya me estoy despidiendo, Skype se desconecta. Me quedo un rato mirando la pantalla de mi mini Samsung, maravillado todavía, ceporro que soy, de que al otro lado, hace tan solo unos segundos, estuvieran asomadas más de 70 personas.
(Mi agradecimiento, una vez más, a Pablo Meira, un profesor implicado en su trabajo hasta el tuétano. Y un gran abrazo virtual a sus alumnos: amables, pacientes, críticos con el que esto escribe y muy interesados en su profesión.)
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#TEATRO: ALASKA 2099 en DICIEMBRE:
7 de diciembre en Barcelona,
10 de diciembre en Lleida.
13 de diciembre en Bilbao.
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#TEATRO: ALASKA 2099 en DICIEMBRE:
7 de diciembre en Barcelona,
10 de diciembre en Lleida.
13 de diciembre en Bilbao.
4 comentarios:
Magnífica entrada por todo lo que supone, especialmente con el futuro de los educadores que ahora se forman.
A la última generación nos ha pillado a traspié la tecnología y la ciencia y nos hemos dado cuenta tarde de lo necesarias que son. Tengo mis dudas sobre el futuro y lo que los educadores estarán dispuestos a dar pero sí tengo, aún, esperanza. Los contenidos ya los sabemos, aplicar el método idóneo es lo complicado y, ahora, si ellos quieren, claro, basándonos en la ciencia también podemos avanzar dos o tres pasos de golpe. Le hace falta a la sociedad y también a los educadores.
Enhorabuena por la entrada. Si eres educador y no te hace reflexionar, es que pintas poco en esto.
Ah¡¡ También enhorabuena al profesor que ha propiciado ese intercambio, es un avance pero a en muchas facultades si propones algo así te pueden mirar como si acabaras de llegar de Saturno.
Hola Sera
Felicidades de nuevo, ya lo hice en su momento, por esa colaboración… me quedé con ese 3r punto de discusión con los alumnos de Santiago…
Los jóvenes están preocupados, evidentemente, y hay que empezar ya mismo a explicarles que seguro que se encontrarán en esa difícil tarea de reconstrucción que tu apuntas, que será a medio plazo cuando estén, Dios mediante! jaja, trabajando como educadores/trabajadores sociales…todas las crisis tienen efectos secundarios y graves impactos…el resultado de esta crisis es imprevisible, pero aun no siendo futurólogos, como dices, podemos predecir que con toda probabilidad habrá generaciones “perdidas”, personas al margen para siempre, niños afectados por pobreza “hoy” que veremos en su “mañana” las consecuencias, jóvenes ya adultos que se habrán precarizado…2as generaciones de inmigrantes que a saber …y tantas cosas más no?! buf…. es una pena que las estrategias de austeridad emprendidas por los gobiernos no vayan acompañadas de estudios de impacto sobre sus gentes. Y que se pudieran después juzgar y pedir responsabilidades. Aunque el daño estaría ya hecho, no?
Faena tienen los futuros profesionales asegurada, desde luego! y seguramente tendrán que ser muy, muy creativos…ahí doy un voto de confianza a las nuevas generaciones.
Y sí, estoy de acuerdo con el comentario anterior, cuando innovamos nos ven de Marte como mínimo,(y??), pero creo que hay que dar ejemplo…podemos pedirles a los jóvenes que se impliquen o que muevan el culo si no empezamos nosotros? creo que no.
besos,seguimos!
Hola Sera, soy una de las alumnas con las que tuviste la conversación vía skype.
Aunque bastante tarde, quería agradecerte por dedicarnos tu tiempo y brindarnos la oportunidad de tomar contacto, de alguna manera, con nuestra profesión. Asimismo que nos dediques una entrada de tu blog.
En cuanto a los puntos que destacas, me gustaría comentar un par de aspectos.
En primer lugar a la pregunta sobre la influencia de la genética en los individuos, he de decir que debido a que eramos muchas personas y la conversación no puede ser tan fluida como nos gustaría quizá no pudiéramos expresar realmente nuestra opinión o al menos yo no supe expresar la mía, quizá por vergüenza, el caso es que me gustaría decir que personalmente creo que no es que seamos reacios a la ciencia, de echo yo hice el bachillerato científico, por lo que creo que la genética si que tiene mucho que ver en como somos, pero también creo que la educación tiene muchísimo que decir, quizá más que la genética. Pienso que si no creyese así no debería estar en esta carrera, ya que creo que la educación es el más grande "motor de cambio".
Por otro lado en cuanto a la dureza con la que nos esta golpeando la crisis a todos los ciudadanos creo que aunque es realmente una mala situación, que nos están recortando donde menos deberían, que lo social está siendo lo más atacado, creo también que de esto debemos aprender, y que demos tener una visión realista pero también positiva, ya que si nos rendimos ¿qué clase de educadores vamos a ser?
Por último quiero disculparme por no haber podido contestar antes a esta entrada del blog, y por último esperar que mi opinión sea de tu agrado.
Un saludo y felices fiestas.
Hola Nerea, muchísimas gracias por tu comentario.
Estoy totalmente de acuerdo contigo en lo que dices respecto a la genética. De hecho, creo que la buena noticia es que los descubrimientos en genética y neurociencia están demostrando todavía más que la educación es muy importante. Por eso creo que es tan importante conocerla. Seguramente muchas de las que estabais el otro día en skype tenéis un interés científico, pero lo cierto es que el desconocimiento y a veces desprecio hacía la ciencia es una realidad. No ya de de los educadores, sino de la población en general.
Y respecto a tu comentario de la crisis, totalmente de acuerdo. Son tiempos difíciles, osea, como bien dices, tiempos también de no rendirse.
Te felicito, por como piensas y por como sabes exponer tus ideas.
Feliz año!
Sera
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