lunes, 4 de febrero de 2008

LOS LÍMITES

-"...que no Luisito...no puedes jugar con este ordenador. Porque este ordenador es para trabajar y ahora no puedes jugar...estoy hablando con tu madre...que no...mira, puedes jugar con esto si quieres...que no...con esto sí, pero el ordenador no...que no...porque..."
Luisito tiene seis años y viene con su madre. Luisito es un bicho que no para quieto. Yo siempre tengo preparados algunos juguetes en el despacho y cosas para pintar para los críos cuando vienen con sus padres, pero Luisito es otro cantar. El problema es que la madre de Luisito le ríe las gracias mientras él intenta jugar con mi ordenador, o romper mis informes, o pintar en la pared. Ella reconoce que Luisito le gana por goleada : "Quique- me dice-, es que si no se le dejas mira cómo se pone".
-"Uf, Ana, malo si te gana ya con seis años". Le pido a Ana, una madre muy muy joven, que no haga absolutamente nada, y lo dejamos ahí, revolcándose en el suelo como un poseso, pataleando y retorciéndose como la niña del exorcista. Todo porque no le dejo tocar mi ordenador cuando a él le da la gana. Los gritos de Luisito deben oírse en el pueblo de al lado, pero es igual, yo le digo a Ana que aguante la presión y que levante un poco la voz que no la oigo. Seguimos hablando como si nada del refuerzo escolar de su hijo, mientras el del despacho de al lado, que es el técnico de deportes, se asoma a ver si es que estoy matando a alguien. Es lo que le pasa a Ana cuando Luisito se pone como una fiera en el Super para que le compre un Kinder de chocolate. Ana es una excelente persona y madre, con mucho miedo a que la cajera se piense que está maltratando a su hijo, esos gritos que da la fiera, y le compra el Kinder y lo que haga falta.
Al cabo de quince minutos Luisito solloza todavía, le cuelgan algunos mocos y algunas babas, está colorao como un tomate, pero se va calmando. Poco a poco se levanta, más persona que hace un cuarto de hora, coge el lapiz, dice un tímido "gracias" y se pone tranquilamente a dibujar. Eso sí, en un rincón y todo serio. Ha perdido, pero aun le queda su orgullo. Faltaría más, campeón.


Hoy ha salido bien. El próximo día, ya veremos.


Ana me guiña un ojo.


A las 13h, de vuelta de hacer un café, he visto a Patricia, que es una joven de 17 años, con una niña de un año. Nos saludamos. Hace un año nadie daba un duro por ella, pero se está cuidando magníficamente de su hija. Suerte que los profesionales nos equivocamos en nuestras predicciones, me digo. Otro día, con más tiempo y ganas (que es lunes y Luisito me ha dejao palarastre), os hablaré de ella, que es todo un ejemplo de resiliencia. aquí en Alaska.

8 comentarios:

Joselu dijo...

Si quieres comentar lo que ha pasado en mi blog, házme saber cuál es tu correo electrónico para poderme dirigir a ti por escrito. Creo que es importante porque en esto de los blogs, uno advierte que acabas de aterrizar. Un cordial saludo. En mi perfil personal puedes saber cuál es mi correo electrónico.

Joselu dijo...

Bueno, no sé si es facil encontrarme. Estoy en olahjl@iservicesmail.com. Un cordial saludo.

francisco m. ortega dijo...

Presión. Nadie quiere la presión. La resistencia cuesta esfuerzo. Aunque, al final, gana quien aguanta.

Quique dijo...

Hola Joselu y Francisco. Bienvenidos a la calidez de Alaska.

Quique dijo...

Joselu, mi correo es patidifuso62@yahoo.es

Danzarina dijo...

Me ha gustado tu escrito, yo en la comunidad terapéutica no trabajo con niños, son adultos pero muchos de ellos en la infancia han tenido situaciones como las que "suele" o "solía" hacer Ana, es decir que cuando les pones un límite se ponen hechos unos "fieras", o llaman la atención de diversas maneras para que se les haga caso, unos por melosos y otros mediante agresividad, en otros términos pero lo que utilizamos es lo mismo atender a la persona cuando este en su comportamiento "normal" o normalizado, ya que sino seguimos reforzando dicho comportamiento. Esta bien tu post, eso hay que empezarlo desde niños!!!!!

Saludos!!!!

Quique dijo...

Hola aisinyemaya.
Pues sí. Luego te encuentras con algunos adolescentes que tratan a los padres fatal y los padres no saben de donde les viene la cosa.

Un abrazo

Anónimo dijo...

También a mí me ha gustado mucho tu post. Por lo que te voy leyendo (bueno, aún me quedan las dos entradas más recientes a ésta), veo que trabajamos prácticamente en lo mismo. En mi caso, lo hago en un EISE (Equipo de Intervención Socioeducativa) adscrito a los SSB (Servicios Sociales de Base) de un municipio, trabajando con menores y familias. Casos como el que has expuesto son el pan nuestro de cada día y me he sentido muy identificado (por estar cansado de repetirla) eso de "si puede contigo con 6 años")

Por lo demás, respecto a lo de la resiliencia me gustaría recomendar un libro: "El Patito Feo" de Borys Cirulnik. Interesante obra en la que se trata este concepto.

Un saludo!!