Hay cosas que vuelven…
Candela. Separada. Tiene dos hijos. “He alquilado la habitación a un matrimonio con una niña. No podía pagar la hipoteca. No sé qué vamos a hacer Quique. No cabemos en casa y mi hija se pelea con la otra”.
Rubén tiene treinta y cuatro. Casado. Un hijo. “Estamos viviendo en casa de mis padres…a ver si vienen tiempos mejores”.
Cuando yo era más joven, mis padres me hablaban de una época de estrecheces, de pisos de realquilados en los que malvivían. Realquilados. La palabra ya me parecía antigua y fea, perteneciente a una época que , por fortuna, jamás volvería. Eran sus sesenta. Emigración y pobreza. Tiempos terribles.
Candela. Separada. Tiene dos hijos. “He alquilado la habitación a un matrimonio con una niña. No podía pagar la hipoteca. No sé qué vamos a hacer Quique. No cabemos en casa y mi hija se pelea con la otra”.
Rubén tiene treinta y cuatro. Casado. Un hijo. “Estamos viviendo en casa de mis padres…a ver si vienen tiempos mejores”.
Cuando yo era más joven, mis padres me hablaban de una época de estrecheces, de pisos de realquilados en los que malvivían. Realquilados. La palabra ya me parecía antigua y fea, perteneciente a una época que , por fortuna, jamás volvería. Eran sus sesenta. Emigración y pobreza. Tiempos terribles.
Pero está aquí. Ha vuelto. Junto con los tejanos de pata de elefante.
... y cosas que no…
Eduardo, 43 años. “Van ha echar a 50 trabajadores de mi empresa Quique. Y lo peor es que no sabemos a quién”.
Superada la angustiosa “época del hambre”, vino el trabajo fijo y las empresas sólidas. Después, en los ochenta, los padres querían que entraras en la SEAT, o que aprendieras un oficio. Uno de esos trabajos "para toda la vida".
Hoy las empresas se instalan en Marruecos, o cierran, o hacen reajustes. La rutina, esa que antes daba una cierta seguridad a las personas, está mal vista. Lo que se lleva es la adaptación al cambio. Nuestros padres ojeaban el estatuto de los trabajadores. Nosotros leímos "¿Quién se ha llevado mi queso?”, un panfleto para ejecutivos que muchos aplaudieron a rabiar. Decía, casi subliminal, que si te echaban de la empresa, o te cambiaban de lugar o te trasladaban y te resistías es que eras un antiguo. Tal vez sí.
El siglo XXI ha amanecido con nubarrones de incertidumbre.
Pintura: E. Hopper.
4 comentarios:
Los tiempos van y vuelven. Cuando nos cuentan estas historias (pequeñas y grandes vidas) siempre las veo en fotogramas. Me parecen sacadas de películas. Incluso de canciones.
Lo malo, es que a veces uno quiere vivr una realidad. Sin "The End" ni Grandes Éxitos. Sólo una vida. Una vida real pero con casas, cariño y tranquilidad.
Muaks mañanero.
Lara tiene alas
Desde luego que si uno se queda quieto, las cosas le vuelven. Como las modas y los pantalones de pata de elefante, sí.
... Dialéctica, creo que la llamaban Marx y sus acólitos...
aqui en Francia la situacion que describes con ejemplos ya existia incluso sin la crisis, aunque claro esta ahora se agraba aun más si cabe.
me permito djar un enlace a El Pais en tu blog, que habla de Islandia, una verdadera pena.
http://www.elpais.com/articulo/reportajes/primero/caer/elpepusocdmg/20081019elpdmgrep_1/Tes
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