El año acaba en junio. Los coles y los insti cierran. Los profes enfundan sus tizas, satisfechos de haber sobrevivido un curso más. Los padres que trabajan miran donde colocar a los niños. A falta de abuelas, monitores y piscina. Si son familias numerosas la broma sale cara.
Estoy exhausto. Nunca había tramitado tantas ayudas económicas. ¿Asistencialismo? Sí, pero no. Quiero decir que ahora no se trata de enseñar a pescar a nadie. Es sólo que no hay trabajo, y a las familias no les llega para los libros, el comedor, las excursiones o las bambas.
Otra cosa es si los servicios sociales son los que deberían tramitar ese tipo de ayudas. Yo creo que no, que no se necesita un educador social o una trabajadora social para tanto trámite puramente administrativo. El talento se escurre entre montañas de gestiones. Pero es una decisión que se me escapa. Los políticos y técnicos de la administración que deciden estas cosas no suelen preguntar a los que tienen que ejecutar sus órdenes. No lo hacen , aunque sea seguramente lo primero que aprenden en los cursos de coaching. La universidad forma a técnicos que la administración se empeña en convertir en burócratas.
Si lo consideramos en perspectiva, los servicios sociales están en mejor forma que nunca. Pero tienen que dar un salto cualitativo. Cada vez acuden más ciudadanos a los servicios sociales, al principio sorprendidos de que no sea un servicio exclusivo para pobres. Explican situaciones familiares conflictivas, preguntan, quieren que se les escuche y que se resuelvan sus problemas. En nuestra mano está ofrecerles una atención profesional de calidad, que empieza, ya lo he dicho mil veces, desde el momento en que la persona que entra por el despacho da un vistazo a las cuatro paredes. Pero hay que creérselo.
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Yolanda tiene un problema de atención que hace que a los 45 minutos de clase se distraiga y empiece a acumular faltas que acaban en expulsiones. Estaba más en su casa que en el cole. Para ella diseñamos durante el curso una estrategia junto con los profesores en la que ella estuvo de acuerdo. La simbología era importante. Se trataba de su primera incursión en el mundo adulto: un contrato firmado y un estrechón de manos. El último cuarto de hora de algunos días críticos, cuando ella está a punto de estallar, puede ir a la biblioteca, donde sigue estudiando, o lee o escucha música. A cambio, unos padres antes enfadados con el insti le echan una mano con los deberes, aunque no entiendan de trigonometría. Cada cierto tiempo Yolanda y yo revisamos los acuerdos. Todo muy profesional.
Cuando unos profesionales y una familia se encabezonan en que un adolescente tire para adelante, los resultados son espectaculares.
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Marga: "No queremos que suba al novio a casa. De ninguna manera. Sólo tienen diecisiete años. No es un mal chico... que lo siga viendo si quiere... que lo seguirá viendo. Pero a casa de ninguna manera. ".
Ellos mandan. No pueden entender todavía que para ganar una batalla es mejor conocer al enemigo y, si puede ser, aliarse con él.
¿Quién me mandará meterme en estos berenjenales?
Pintura: Anwen Keeling
6 comentarios:
Quique : no sabes como te entiendo...a mí me pasaron este año las ayudas económicas de mujeres (normalmente hogares monoparentales y vícitmas de violencia de g.)que como sabrás son varias a parte de las municipales. y se acabaron seguimientos, apoyos, sesiones familiares. Cada vez puedo dedicar menos tiempo a esto, que es mi formación. Además, a la persona cuando eres la profesional de la que depende su ayuda económica, es en esto donde se centra todo su interés de la situación: en el problema económico. Lo demás se vuelve secundario.
En este punto es donde estoy centrando mi análisis de la intervención en este momento.Tengo varias ideas, ya que hablamos de un viejo problema en SS.SS, te iré contando como me van en la práctica.
Un saludo compañero.
el error principal ha sido burocratizar la vida social y la política, profesionalizando ésta y dejando al ciudadano a parte...
saludos
Yo llevo tiempo pensando que la profesión más polivalente del mundo mundial es la del profesional de la educación social..."sirve tanto pa un roto como pa un descosio"...Ya teníamos la profesión más vieja del mundo pues ahora tenemos la más polivalente!!!!
a mí , me sigue pareciendo un trabajazo admirabilísimo y al que hay que poner un montón de imaginación para resolver situaciones como la de Yolanda o la de Marga que comentas... nada fácil! lo de tramitar ayudas un coñazo, desde luego...
Totalmente de acuerdo contigo, la educación social es una profesión de carácter pedagógico, no administrativo. En nuestras universidades no estamos formando burócratas, y nos sentimos identificados con que el talento y la creatividad que muchos profesionales tienen queda absorbido por los trámites (que también son absolutamente necesarios). Creo que debería haber un profesional que solucionara estas cuestiones, ya que, además, como apunta Violeta, el hecho de que la persona de la que depende la ayuda económica sea la misma que ayuda en los temas sociales, hace que el interés por la ayuda psicología y social quede en un segundo plano, porque el dinero tiene más prioridad.
Saludos Violeta,Abril, Eloi y Manuela.
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