jueves, 4 de marzo de 2010

LA SOLEMNIDAD EN SERVICIOS SOCIALES


Alaska, 4 de marzo de 2010,

Ocho de la mañana,
como en una peli costumbrista, los personajes de Alaska nos incorporamos al decorado. Un carnicero sube la persiana de su negocio, el obrero del casco amarillo mete caña a su abrezanjas, y yo abro la puerta del despacho, aún impregnado del recuerdo a croissant que viene de la plaza mayor.

A las 10h,
 viene John, de 14 años, con su padre. Alguna expulsión en el Instituto. Nada grave. Cuando estamos acabando la entrevista, el padre me dice: "Es que Jhon es el gracioso de la clase, Siempre tiene su salidita , y como el hijoputa tiene gracia, se le ríen hasta los profes". Yo no suelo ponerme nunca como ejemplo en las entrevistas. Pero es que me ha venido como un flash-back. He visto a Jhon, ahí, tan serio, tan hijoputa, que me ha recordado cuando yo estudiaba, en el insti, y metía mi cuña en medio de la clase y toda la peña se descojonaba y yo vivía un subidón, el mismo subidón que se experimenta subido a un escenario, un chute que es como el que Iniesta debió de sentir cuando se la clavó al Chelsea.
En fin, que me ha salido un "Pues eso es un don que tiene su hijo. Que no lo pierda nunca", mientras el padre me mira, digamos que contrariado. Después lo he arreglado un poco. Jhon, ya sabes, no abuses chaval. Pero Jhon no abusa. Que va a abusar, si es un cabrón. Sabe que la distancia que separa al gracioso del graciosillo es la inteligencia.

A las 13h,
Teresiña (mi compañera trabajadora social) y yo, nos hemos puesto solemnes. Se trataba de "despedirnos" de la familia Cano y de decirles que, a partir de ahora, les atenderá otro equipo más especializado, aunque nosotros seguiríamos ahí para lo que necesitasen. Hemos cuidado todos los detalles, kleenex incluidos, y no han faltado los saludos y los apretones de manos. Ellos en seguida han captado que lo que se estaba hablando hoy era muy importante para sus vidas.

A menudo nuestras intervenciones son leves, la levedad de la que ha escrito Kundera. Y así tiene que ser, porque la gravedad no hay quien la resista mucho tiempo. La gente pasa por el servicio y pregunta algo. A veces se improvisa, o se resuelve un tema rápido. O se hace una entrevista rutinaria. Lo que solemos llamar en nuestra jerga "seguimiento". Vale, Pedro, nos vemos de aquí a un mes.
Pero hay momentos de peso. Momentos en que el equipo ha de cuidar la escenografía. Momentos en que se firma un plan de trabajo, o un pacto, o se llega a acuerdos en una mediación, o se le dicen a unos padres las consecuencias de sus acciones.

Una manera de atenuar el vértigo que deben de sentir unas familias hiperatendidas por toda clase de profesionales, es decirles en qué momento de su proceso se encuentran. Hacerles participes del trabajo que se realiza con ellas. Escuchando sus objeciones. Atendiendo a sus preguntas. Cambiando lo que haga falta cambiar. Siendo claros, honestos y huyendo de la retórica profesional. Evaluando entre todos los logros y las carencias. De ellos y del sistema.
No explicar el proceso en el que alguien participa es abocarlo a un círculo kafkiano que sólo tiene como objetivo el fracaso.
Creo que estos momentos de peso deben de recubrirse de solemnidad, seriedad y simbología. Una puesta en escena que no puede hacerse con interrupciones, llamadas inoportunas de teléfono o entradas y salidas de personal, que más que interrupciones son faltas de respeto. Es decir, momentos que deben de preparase con tiempo, se tenga este o no se tenga.

Hay otro momento solemne. Es el de decirle a las personas que su "caso" se cierra, que su contrato socioeducativo con los servicios sociales ha llegado al final. Porque, en contra del tópico que nos gusta repetir, los casos de servicios sociales empiezan y acaban (aunque algunos no acaben para siempre). Nada de despachar esto con un click en un programa informático, y listos: Caso cerrado. Enter. Kaput.
Si hombre, ¡cuatro años trabajando y ni los interesados se van a enterar de que esto se ha acabado!. Con el gustazo que da despedirse de alguien cuando se ha hecho un buen trabajo.
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Foto: ESAlaska, FACTORÍA LOS SÁNCHEZ

5 comentarios:

Rosa Chover dijo...

a algunos les despiden de un trabajo y ni siquiera aparece su jefe para decírselo, sino que mandan al 'hijoputa' de recursos humanos que a veces ni trabaja en la misma empresa, a lo Up in the air pero sin George Clooney... y claro luego vienen las depresiones y los servicios sociales, nos movemos en círculo, no? en cuanto a la solemnidad de ciertos momentos, totalmente de acuerdo, si la vida es un escenario de teatro...

Anónimo dijo...

Me han recomendado tu blog en la universidad y la verdad es que estoy aprendiendo más que en clase.

Kristina

Alfonso Casado dijo...

Hola Quique.
En primer lugar felicitarte por el exito de vuestra obra y por el cambio de imagen en tu-nuestro blog. Parece que el desvelar tu identidad conlleva algo de seriedad, no?
Hoy he tenido una entrevista con una familia y, algo novedoso que he "provado", con el equipo de profesores y directora que atiende a los menores: todos/-as juntos/-as.
En un primer momento pense que sería algo positivo para todos, decirle a la familia lo buenos que son sus hijos pero darles un toque con algunos problemillas tecnicos en lo que a higiene se refiere.
La sensacion con la que he salido ha sido que hemos bombardeado a una familia que se ha prestado al juego por mí propuesto. Un fracaso del que me siento responsable.
El hecho de contartelo es por que la entrevista ha sido a última hora de la tarde y he salido tan mal que necesitaba contarselo a alguien.
A veces no todo sale bien.
Un saludo, Quique

Quique dijo...

Hola Manuela y Kristina (de qué universidad eres?)
Hola Alfonso. Uf, la de veces que he tenido yo esa sensación, de dar demasiados mensajes, "bombardear", etc. Y cuando lo he hecho con entrevistas compartidas con profes, sin pactar la entrevista,...pero bueno, como dice nuestra supervisora, todo tiene arreglo. A veces la mejor manera de arreglarlo es siendo sincero con la família. Volver a convocarla para decirles que, tal vez, la hemos bombardeado, como se han sentido, etc.
Pero vaya, que te entiendo perfectamente.
Un abrazo

Quique dijo...

...y gracias por compartir aquí esta "intimidad" profesional