lunes, 25 de julio de 2011

CON LOS CINCO SENTIDOS (4). OLORES

Este era el cuarto post sobre los sentidos en mi trabajo. Va de olores.
Y que no se me olvide, si estáis por Madrid que sepáis que del 28 al 31 de julio representamos el "ES en Alaska" en la sala Azarte.
Alaska, despuésdeldosaseis de 2009,
Rafa, de Factoría Los Sánchez , me ha llamado para preguntarme que olores predominan en mi trabajo. No sé que estará tramando, pero no he podido contestarle. La verdad es que no había pensado antes en eso.

Los olores, ummmmm. Depende. El viernes pasado, sobre las once, olía a niño: pelo requetepeinado y colonia infantil. Pero a las doce era un fuerte y desagradable olor a tabaco. Ahora que está tan prohibido fumar, el olor a tabaco está más presente que nunca. En invierno no se airean tanto las casas, o las campanas no funcionan, y el aroma de la fritanga se pega en la ropa.
Algunas madres huelen a suavizante y algunos hombres a loción de afeitado.
La mayoría de las veces no huele a nada. A papel, quizás, a madera, o a incienso, cuando Teresiña se pone estupenda y tira la casa por la ventana.

En verano el olor a sudor predomina. En la primavera juraría que la gente huele más a fragancias. Están los olores peculiares, que no sabría decir si me gustan o no, si son dulces o salados. En ocasiones vienen a verme olores embriagadores, como una ráfaga a limpio, a jabón. A veces olores desagradables, aunque son la excepción. Bien pensado es como pasear por el zoco de Fez, solo que ahora son los demás los que circulan por mi chiringuito.
Estoy yo. No me preocupan mucho los olores de los demás, tampoco había reparado demasiado en ello hasta hoy, pero el mio y el de mi despacho sí. No por mí, sino por ellos. En contadas ocasiones, después de un día intenso, el ambiente está muy cargado: qué van a pensar cuando entren. Así que a veces rocío el despacho con ambientador perfumado, aunque sin demasiada convicción. No sé si el ambientador arregla la cosa o la acaba de estropear. En cuanto a mí, uso Lancaster, por si acaso. Al final del día, a veces me rocío sin medida con colonia. Hasta ahora nadie se ha quejado, pero vete a saber lo que dicen por ahí.

Los olores. No sé hasta que punto influyen en el juicio sobre una persona. Es la química. Steven Strogatz, matemático americano que estudia las emergencias de sincronías en la naturaleza, explica porqué los grupos de mujeres que trabajan en un mismo espacio pueden llegar a tener a la vez la menstruación. Aunque no se ha demostrado categóricamente, parece que se debe a un producto químico que se encuentra en el sudor. Steven narra un experimento asombroso en el que se recogieron apósitos de algodón que contenían sudor de una mujer llamada Genoveva. Después dejaron oler la "esencia de Genoveva" a mujeres que vivían a miles de kilómetros de distancia (un poco asqueroso, sí, pero la ciencia no se anda con remilgos) y lo increíble, pero cierto, es que en pocos meses esas mujeres estaban sincronizadas perfectamente con el ciclo menstrual de la Geno.

Las palabras, el pensamiento o las acciones nos dan la medida de los demás. Pero quedan reminiscencias de la evolución, que aunque ya no parecerían útiles en el mundo moderno, siguen condicionándonos. En nuestros cerebros conviven el hombre moderno y el animal. Como explica Victor Johnston, profesor de biopsicología, existen estudios que demuestran que la belleza facilita la búsqueda de trabajo o la toma de decisiones. Sí amigos, la gente atractiva sale mejor parada en los juicios, encuentra más fácilmente trabajo o se le perdona con más benevolencia sus errores. Como dice el mismo Johnston, parece injusto, pero es así.

He empezado con los olores y he acabado hablando de la belleza. Me miro al espejo. Tuviste que hacer muy buen examen en las oposiciones para conseguir este trabajo, Quique.
En el siglo XXI la palabra y la imagen están librando una batalla a muerte. Lo dijo el gran Kapuscinski, refiriéndose a los medios de comunicación: el mensajero está matando al mensaje. Facebook, sin ir más lejos, donde la palabra es sólo una pose.
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Pintura: Andrew Wyeth

11 comentarios:

smestone_rocio dijo...

Olores... un educador social huele de todo.. desde los oleres más esquisitos, hasta las increibles... (bueno os lo podreis imaginar)

Saludosss!

koki dijo...

Venga Quique, que algunas vez que has estado malo con la barriga, no has soltado de repente un olor algo diferente... a mi alguna vez me ha pasado, sobretodo cuando vengo de Marruecos, tantos tallines es lo qe tiene... saludos

bloggereducasoc dijo...

Saludos!

Me han recomendado en EDUSO.NET este blog y algun otro.

Estoy haciendo una especie un poco campaña, contra la situacion que estamos experimentando los/as educadores sociales.

Hay muchos temas polemicos sobre la mesa..

la titulacion va a pasar a ser papel mojado en breve, a la altura de titulaciones como Historia del Arte.

En Extremadura y Castilla la Mancha, cualquier se habilita como Educador pagando 30 euros en el Colegio de Educadores Sociales y accede a las oposiciones o a trabajos.

Sobre estos temas y otrs muchos, estamos tratando de atraer a la gente al foro de EDUSO.NET que es el mas serio y profesional, para ver si se nos ocurren soluciones, ya que estamos en LA PRORROGA y vamos perdiendo de 2-0

Tambien vereis que he abierto un BLOG ULTRA ALARMISTA, FALTON Y PALIZERO, exclusivamente dedicado a estas cuestiones que han surgido recientemente.

No esta hecho para gustar, esta hecho para ser una hostia en la cara, asi que se perfectamente que mucha sensibilidas no van en ese linea, pero bueno...

Esperamos vuestras ideas en EDUSO.NET

lucce dijo...

En mi curro solemos decir que muchas de las personas con las que trabajamos huelen a Servicios Sociales. No sabría describir muy bien dicho olor. Nunca he tenido un gran olfato, pero desde que he dejado de fumar (llevo ya 9 meses), huelo mucho mejor.

En todo caso, ¿alguien coincide en dicha apreciación?, ¿existe un olor característico?

dani-elornitorrinco dijo...

"En facebook la palabra es una pose", jajaja, es genial.
Estoy de acuerdo que el mundo está hecho para los guapos, pero no creo que sea más injusto que si estuviera hecho para los inteligentes.

Rosa Chover dijo...

y la piel de cada uno, que huele diferente, y unas se entienden con otras sí y con otras no, así que la química no es sólo cuestión de belleza exterior...

dolo dijo...

¿Que puedo decir de los olores ahora que no huelo a personas, que solo huelo a cosas? Ahora mis aromas son a papel, a cerrado, a reuniones y a jefes, un olor rancio que la mayoría de veces me resulta desagradable, por eso encima de mi mesa siempre hay incienso y velas. Es ahora que me acuerdo de otros olores, mucho mas impactantes olor a niño recién nacido,( mezcla de nenuco y leche materna), olor humano con mezcla de olor a tigre, en los talleres de niños y niñas en pleno mes de julio, en definitiva olores de personas a los que nunca pensé echaría tanto de menos.

Me gustaría hablaros de un olor que aún perdura en mi recuerdo y que no fue agradable.
Tenia mi segunda entrevista con una madre, su aspecto era aparentemente pulido. Conforme se va desarrollando la entrevista detecto un olor fuerte, punzante, pierdo el hilo de la entrevista y comienzo a explorar de donde podía proceder, su pelo parecía limpio brillante, sus ropas también pasan el control de calidad, su boca dejaba algo que desear, pero no podía ser para tanto. Con disimulo comienzo a mirar las suela de mis zapatos, para ver si había traído algo de la calle, dudé de mi propio olor corporal, todo fue en vano. La entrevista fue breve, no podía soportar aquel olor que me apartaba de del objetivo de la entrevista: conocer , hacer un primer “diagnostico” de la situación de las menores.
Cuando la puerta del despacho se abrió el olor se expandió por la sala de trabajo, las compañeras dijeron: “ ¿joder a que huele?”, abrimos puertas y ventanas y salimos fuera a tomar el aire, aquel olor persistió por largo tiempo. En aquel momento no supe a que ni como, pero más tarde con el conocimiento de la situación familiar, comencé a olerlo claro. Era un cierto olor a podrido.

Gracias por poder oler a: frescura, inteligencia, falta de complejos, perspectiva en la educación social gracias a tu blog.

BLQ dijo...

tienes suerte pues seguro que algunos educadores sociales en grandes ciudades olerán a humo de tubo de escape o cerrarán las ventanas y dejaran que el perfume de edificio cerrado les llegue al olfato

saludos

Abril dijo...

Olores, sabores, miradas, un apretón de manos o una caricia a tiempo y escuhar al otro. No está mal eh! los educadores ponemos los cinco sentidos en nuestro trabajo!!! (o deberíamos...)


Saludos!!

GAIA dijo...

L'olor de la ginesta i terra mullada és la que sento quan m'endinso a La Fageda (que és on treballo). També és pot gaudir de l'olor dels menjars de la cuinera que són exquisits, l'olor de vaca (potser no tan bona)i a la secció de fàbrica l'olor deliciosa dels productes que és fan a la Cooperativa. Però, evidentment, a vegades les olors no son tan bones. No és el mateix treballar com administrativa, comercial... que ser educador de persones amb discapacitat psíquica o malaltia mental. És una feina que m'omple molt i no la canviaria per cap altre, però hi ha moments que les olors "maten".

Llanetes dijo...

El olor de mi trabajo... pufff sólo pudo decir una cosa: enérgico. Sea un buen olor o mal olor, simpre destaca, por qué no lo sé pero supongo que es lo que tiene la adolescencia. Los chavales con los que trabajo, como todos en esta edad, buscan ser vistos, tenidos en cuenta...y si eso lo mezclas con aumento de sudoración...y falta de higiene muchas veces...el resultado es ENÉRGICO.jeje.

Es una suerte poder oler, sea lo que sea...Un beso para los que no tienen sentido del olfato.