Alaska, 23 de marzo de 2011,
Acabo de leer Conversaciones sobre la conciencia, de Susan Blackmore. Susan es psicóloga y fisióloga y en el libro conversa con veintiún destacados científicos y filósofos sobre la mente, el cerebro y la conciencia. Por qué tenemos conciencia (si es que tenemos) y por qué tenemos la noción de un yo que decide son algunos de los grandes interrogantes de la ciencia.
Susan hace una pregunta a sus entrevistados, lógica tratándose del tema que lleva entre manos: ¿tenemos libre albedrío?. Algunos de los científicos, como Christof Koch, catedrático de Computación y Sistemas neuronales, o Francis Crick, el famoso descubridor de la estructura del ADN, responden que probablemente no. También es cierto que inmediatamente después añaden que no les queda otro remedio que vivir como si lo tuvieran. Una respuesta que, por otra parte, remite a Kant: es característico de la toma de decisiones consciente que sólo puedes proceder bajo la presunción del libre albedrío. A Kant no parecía preocuparle demasiado la cuestión de si este existe verdaderamente o no.
Susan hace una pregunta a sus entrevistados, lógica tratándose del tema que lleva entre manos: ¿tenemos libre albedrío?. Algunos de los científicos, como Christof Koch, catedrático de Computación y Sistemas neuronales, o Francis Crick, el famoso descubridor de la estructura del ADN, responden que probablemente no. También es cierto que inmediatamente después añaden que no les queda otro remedio que vivir como si lo tuvieran. Una respuesta que, por otra parte, remite a Kant: es característico de la toma de decisiones consciente que sólo puedes proceder bajo la presunción del libre albedrío. A Kant no parecía preocuparle demasiado la cuestión de si este existe verdaderamente o no.
Otros, como el filósofo John Searle o el psicólogo Kevin O’Regan no dudan de que exista, pero reconocen que no saben cómo explicar su existencia en un animal biológico de nuestra clase. Interesante la respuesta de O’Reagan a la pregunta ¿crees que tienes libre albedrío?: "Sí. Como todo el mundo. Incluso los robots creen que tienen libre albedrío, aunque no lo tengan".
Susan también pregunta sobre la posibilidad futura de crear un zombi. La idea del zombi es una idea filosófica. El zombi sería una máquina o criatura que se comporta como una persona consciente, pero que no tiene conciencia. Una especie de replicante de Blade Runner. Un zombi. En todo caso una idea que da lugar a interesantes reflexiones.
El libro de Susan Blackmore es un libro (también) de educación social. Lo es en la medida en que debería serlo cualquier libro sobre la mente y el comportamiento humano. A medida que la ciencia vaya avanzando en estos aspectos nos interesa saber todo lo que está en la trastienda de las acciones humanas.
El libre albedrío. ¿Quién de los educadores que me leen no se ha hecho la pregunta de cuanto influyen sus intervenciones profesionales en el sujeto? Pregunta clave para encarar la profesión pero también fuente de nuestras frustraciones. Las dificultades a ese respecto las experimenta cualquier educador diariamente en su trabajo con menores o con adultos. Freud no nos dio mucha cancha al respecto al incluir a la educación dentro de las profesiones imposibles. Pero esa afirmación, casi provocativa, quizás no tenia en cuenta que la imposibilidad, o dificultad, no era solo porque, en última instancia, el sujeto siempre elige ( y no siempre elige del lado de lo que los profesionales consideran su Bien) sino porque, como apuntan algunos descubrimientos científicos, quizás algunas de nuestras decisiones o comportamientos están más condicionados por la biología o la genética de lo que queremos reconocer. Quizás Freud, y su idea de un inconsciente que influye en nuestros actos, y el determinismo de Francis Crick, no estén tan alejados como parece.
¿Eso es una invitación a no hacer nada? Al contrario. La lucha de la educación social para que las personas puedan tener las mismas oportunidades en una estructura social que continúa siendo, hoy por hoy, muy injusta es un compromiso insoslayable. Un objetivo que casa completamente con cualquier explicación biológica o evolutiva. Se trata solo de conocer más y mejor el comportamiento humano para mejorar nuestras intervenciones.
***
Hace unos días, trabajando en una sesión sobre la revista del CEESC (Quaderns d’Educació Social) la mayoría de profesionales abogábamos para que, independientemente de los posibles cambios que se introdujeran, la revista mantuviera su carácter “científico”. Ya sé que cuando hablamos en esos términos estamos pensando más en la rigurosidad de los artículos que en la ciencia en si, pero es curioso que usemos el término “científico” como garantía de calidad y prestigio y sin embargo desterremos a la ciencia del debate profesional.
¿Qué ha pasado para que esto suceda?
Pues han pasado algunas cosas:
1. La secular separación, en algunos momentos batalla, entre humanidades y ciencia. Una separación absurda en disciplinas que tienen el mismo objeto de estudio y que en vez de complementarse se han dedicado a tirarse los trastos.
2. La ciencia en ocasiones no ha hecho los esfuerzos necesarios para explicarse. En otras, ha actuado con demasiada soberbia, como si la sociedad no fuera con ella.
3. Los tópicos sobre la ciencia de aquellos para los cuales la ciencia siempre se mueve por intereses ocultos, han hecho mucho daño. Suelen defenderlos, con ímpetu agresivo a veces, los que nunca han abierto un libro científico. Son también los que se dejan llevar por reflexiones pseudocientíficas, comentarios poco rigurosos, teorías conspirativas, dogmas, etc.
4. Hay otro motivo que atañe a la educación social en particular: el miedo. El miedo nos ha hecho visualizar a la ciencia como competidora en vez de como aliada. La educación social no ha querido hasta ahora hablar de la ciencia porque ha considerado que se inmiscuye en terrenos que considera suyos. Pero yo creo que tan peligrosa es una ciencia reduccionista como una educación omnipotente que cree que la educación lo puede todo. Ambos modelos han provocado muchos desastres humanitarios en la historia y también los suelen provocar a un nivel más individual y cotidiano.
Es hora ya de que las humanidades y la ciencia comiencen a mirarse sin desconfianza y trabajen juntas.
Como dijo una vez mi admirado Carl Sagan:
“Hemos preparado una civilización global en la que los elementos más cruciales -el transporte, las comunicaciones y todas las demás industrias: la agricultura, la medicina, la educación, el ocio, la protección del medio ambiente, e incluso la institución democrática clave de las elecciones- dependen profundamente de la ciencia y la tecnología. También hemos dispuesto las cosas de modo que nadie entienda la ciencia y la tecnología. Eso es una garantía de desastre.
(Ciencia & tecnología & cultura=No están mal como nuevos retos de la educación social)
___________________________________________
Gira 2011
-30 de marzo, Barcelona (sala Almazen) (representación exclusiva para estudiantes).
- 1 de abril, Barcelona (sala Almazen)
-13 de abril, La Coruña
-14 de abril, Orense
-13 de mayo, Barcelona (Centre Civic Golferichs)
9 comentarios:
Conciencia, libre albedrio? En cualquier caso son cuestiones sobre las que conviene reflexionar.
Yo soy de la idea de que el homre es teórico por naturaleza (consciente o inconscientemente tenemos una "teoría" sobre las diversos cosas que nos afectan y procuramos actuar en consecuencia)
Por otro lado veo que el la agenda se encuentra de nuevo Galicia y, concretamente, A Coruña... A ver si podemos volver a vernos...
Hola Alfonso, pues sería fantástico sí, compartir unos albariños y platicar
Un abrazo!!
Sera
Traigo buenas nuevas a la mesa de debate:
En la primera sesión práctica del equipo Educablog con los aumn@s de ES de la Universidad de Deusto, un muchacho joven de la última fila, alzó la mano y realizó una pequeña disertación sobre la carrera (su carrera), sus objetivos y las teorías o claves de la misma. Citó la Resiliencia, y sabía de lo que hablaba. No como etiqueta de postín, sino como referencia científica (y sociológica) a su futura profesión.
No esta todo perdido, pero si habría que incidir mucho mas en este tipo de temáticas (biológia, genética, neurología....), como "ciencias gratas" para la profesión.
Un saludo amigos
Hola Asier,
sí, no está todo perdido, jaja.
Yo creo que hace falta un cambio de actitud, de mirar la ciencia de otra forma y de incorporar, como dices, otras voces a nuestro discurso. Hay incluso excelentes blogs divulgativos, libros, etc. que hablan del comportamiento individual, de grupo, etc. y que tienen una concordancia directa y práctica con nuestro trabajo. No es especulación puramente teórica. También creo que se trata de incorporar un rigor "científico" (sin necesidad de aplicar el método)a nuestro día a día: hablo de objetividad, rigurosidad, hechos, justificación, datos, modelos, etc. Las intuiciones, la improvisación o el sentido común están muy bien siempre que no se conviertan en nuestra única base teórica.
Un abrazo!
y felicidades por el libro Asier!!!
Os recomiendo el libro Yo soy un extraño bucle, de Douglas R. Hofstadter. Saludos y felicidades Asier.
Rafa
De pronto, se me ocurre: a que llamamos libre albedrio? Tal vez habria que remontarse al momento en el que el concepto aparecio (los cristianos se remitiran al libro biblico del Genesis. Yo, no lo se). Porque, tal vez, cuando surgio (o se definio), ya contaba con que la toma de decisiones estaria siempre condicionada por la mochila que portamos desde que nacemos. Imagino que el termino 'libre' albedrio era, es, lo mas parecido a la realidad.
Por otro lado, tomar decisiones implica necesariamente considerar ciertos items que cada uno valora segun esa mochila. Por tanto, para que la accion sea 'tomar decisiones', necesitamos esos condicionantes. De lo contrario, no seria 'decidir'. Seria seguir impulsos o dejarnos llevar por el instinto... Los animales tambien hacen ambas cosas, lo aprendido los condiciona, aunque sigan sus instintos cuando sea el caso.
Tiene sentido lo que digo o se me ha ido la pinza? Es que hoy me levante pensando en este post.
:))) Sonia
P.S.: perdon por las faltas, la BB no entiende de ortografia castellana.
Hola Sonia, no, no se te ha ido la pinza, de hecho has hablado del meollo de la cuestión. En el tema de la toma de decisiones algunas son instintivas (como cuando esquivas algo con el coche) otras parecen razonadas (por la mochila, otros condicionantes, etc.) y la ciencia también está intentando averiguar cómo también la genética influye. En el libro es muy interesante cuando la autora explica cómo le condicionó la vida pensar en que el libre albedrío no existe y que, en realidad, nosotros nunca decidimos, aunque tengamos ilusión de que si (algo que a mi me parece demasiado extremo).
Es interesante también las implicaciones para nuestro trabajo de estas reflexiones, porque el grado de responsabilidad de los sujetos en sus acciones es uno de nuestros "temas".
Un saludo
Sera
Algo dentro de mi cabeza parece desencajarse y hacer vacio cuando leo de nuevo 'el libre albedrio no existe'. Da para mucho reflexionar y hablar y con el tecladito de la BB y por escrito se me merman las ganas de comunicarme... :))) aunque es un tema que encuentro especialmente interesante. Gracias por tus posts!!
Sonia :))
Publicar un comentario