Alaska , 31 de octubre de 2013,
Empecé a escribir este blog en enero de 2008. El tercer post ya iba de la crisis, cuando Zapatero aún se resistía a nombrarla. En cierto modo, y casi sin quererlo, este blog ha sido una narración de seis años de crisis económica, desde el punto de vista de un educador en unos servicios sociales.
Por primera vez desde entonces leo, más que veo, signos esperanzadores del final de la recesión. Uno de ellos: las páginas de Negocios de El País, diario poco sospechoso de dar oxígeno al Gobierno, que abría el pasado 27 de octubre con un ilusionante : "El dinero se asoma a España". Parece que los mercados vuelven a confiar en nosotros. D. Fernández y C. Sánchez comentaban en el mismo suplemento: "España es un país bipolar. Los famosos mercados han tornado en cuestión de meses de villanos especuladores a sabios inversores". Yo discrepo de ellos, creo que los que son bipolares son los mercados. Pero en todo caso son buenas noticias: una mejor percepción de la economía española, estabilidad del euro, prima de riesgo reducida, etc. Algo que hasta un Nobel de Economía, el ilustre pesimista Paul Krugman, veía imposible hace menos de un año.
Sí, ya sé, que estemos en el final de la recesión no significa el final de la crisis ni el final del sufrimiento que provoca. Hasta que no se creen puestos de trabajo en cantidades industriales, las páginas de Negocios de El País pueden decir misa. Pero, al menos en el sistema en el que estamos y a la espera de que se haga realidad alguna revolución social de las que corren por las redes, los indicadores que pueden producir una mejora de la situación son los que son.
Estos seis años han sido también la narración de como el Estado del Bienestar se tambaleaba. Creo que han sido unos años en los que los profesionales que atienden a las personas más vulnerables y a los ciudadanos más afectados por la crisis, tanto desde la administración como desde el llamado Tercer Sector, han trabajado duro para que no se derrumbara del todo. Sin olvidar la movilización de la sociedad civil, que ha tenido en las PAH su buque insignia. Ya saben ustedes que no soy muy dado a tirar flores, pero creo que esos profesionales y voluntarios merecen un reconocimiento. En un momento en que el Estado central en general, y la Generalitat en particular, empezaron a recortar en recursos sociales precisamente cuando más hacían falta, la voz de las personas más necesitadas se ha podido oír, en grandes medios o en pequeñas batallas en los ayuntamientos, en parte gracias a ellos.
Permítanme que me parafrasee. Hay algo que yo decía en aquel post del 2008: "La vida se ha puesto muy, muy cara y, si no cambia algo, este oficio volverá a ser puro y duro asistencialismo. Porque la gente que se asoma a vernos viene, cada vez más, con el culo al aire. No le hables de pedagogía cuando lo que quieren es poder comprarle unas bambas al Kevin". Primero fueron las bambas, luego fue la comida.
De la misma forma que cuando llegue el final de la crisis tendremos que ver si los recortes en educación, sanidad o servicios sociales eran temporales o estructurales, habrá que ver si el asistencialismo ha llegado para quedarse. Porque la crisis ha resucitado el viejo modelo del asistencialismo frente al de la promoción social de las personas. Yo mismo, en estos seis años, he hecho un trabajo que puede considerarse asistencialista, así, a bote pronto, al 50%.. Reconozco que en muchas ocasiones no he tenido otra alternativa,o he pensado que el "dar" algo era lo mejor que podía hacer por un ciudadano. O no he sabido hacerlo mejor.
También he visto con incomodidad y no pocas contradicciones como se celebraba con toda pomposidad en los medios y, casi diria, con alegría por parte de los promotores, la inauguración de un comedor social, recurso insignia de estos tiempos. Quizás se trataba de un recurso necesario, o de un mal menor, dada la falta de recursos, no lo niego, pero ahí no había nada que celebrar ni que sonreír De la misma forma que el aumento de las listas de personas que van a Cáritas a recoger alimentos es un síntoma de fracaso social y no algo de lo que sacar pecho.
Creo que es un buen momento para pensar en lo que hemos hecho bien y lo que no tan bien en la gestión de esta crisis. También valorar cuando el asistencialismo es necesario e imprescindible, y cuando el dinero y los esfuerzos que se dedican a él pueden convertirse en otra cosa que produzca mejores efectos y más a largo plazo en las personas.
Sea como sea, hay más educación social en los proyectos que dan poder al ciudadano, que los que lo convierten en un sujeto receptor y pasivo. Esa debería ser al menos la premisa. Durante y pasada la tormenta.
10 comentarios:
Buena reflexión! A veces parece que el Estado busque crear un ejército de individuos pasivos y sumisos que buscan la libertad en los centros comerciales.
Saludos de una lectora!
Completamente de acuerdo. Excelente artículo. No debemos felicitar a nadie por recaudar tanto o tanto al cuadrado en una Banco de alimentos o en una Maratón de la Pobreza.
Buscar la salvación es problema de la iglesia, mantener a los ciudadanos callados función de político y acompañar a las personas para que sean autónomas en sus vidas nuestra labor como educadores sociales.
Dejemos el asistencialismo para la sanidad que suficientemente tocada ha quedado ya
Hola Elena. El Estado y, a veces sin darnos cuenta, nosotros en su representación.
Nurrllo gracias por el comentario. Y 100% de acuerdo contigo.
Esta crisis está provocando una catarsis en la sociedad española. Espero que sea para bien.
lo decía hasta Teresa de Calcuta: no les des peces, dales redes y enséñales a pescar...
Siempre acertado, maestro.
Muy buen artículo,pienso que la relación entre educación y ciudadanía no está exenta de interrogantes, por una parte la educación se concibe como medio para alcanzar una plena ciudadanía; al mismo tiempo la extensión de los derechos ciudadanos ha contribuido históricamente a ampliar los beneficios de la educación a grupos sociales anteriormente excluidos. La educación es necesaria y no se debe recortar para que el ciudadano se emancipe, y nuestra labor como educadores sociales es muy necesaria.
Gracias por el interesante post. Me han llamado especialmente la atención dos aspectos, por un lado la cuestión de la regresión a un sistema de carácter asistencialista, de la “justicia social” a la “caridad”; por otro la importancia de emponderar al ciudadano, que este pueda saberse protagonista de su desarrollo, de la mejora de su situación personal y social. Parece que caminamos en sentido inverso, quizá no tanto desde un aspecto teórico pero si de los recursos que se ponen a disposición para acometerlo, parece entonces fundamental la reflexión y búsqueda colaborativa de caminos y posibilidades de acción, creo que es una responsabilidad que debemos afrontar tanto como profesionales como ciudadanos.
Me ha gustado lo q has escrito y solo comentar q creo en mi humilde opinión la pobreza es un problema q se podría solucionar de una forma no muy complicada. Todos sabemos q trabajando nadie se hace rico. Los ricos no quieren solucionar la desigualdad al contrario con burocracia politiqueo etc reprimen al estamento bajo d la sociedad y hasta lo cuestionan. Como si ser pobre fuera una elección muy comoda, donde se es un manta y un aprovechado. Nadie quiere ser pobre, pasar necesidades, ver tus hijos q necesitan y no sabes q más hacer. Trabajando nadie se hace rico. ¿como es q hay ricos? Los pobres no recriminan a los ricos q sean ricos, ni exigimos q devuelvan todo lo q se roban, solo queremos vivir una vida digna. La existencia de una vida humana como mucho puede durar unos 100 años. Ni estaremos aquí para siempre ni nos llevaremos nada al otro mundo. Seamos seres humanos de calidad y ayudemos los unos a los otros y exijamos a quienes nos gobiernan ética y moral y respeto a todas y cada una de las vidas q conforman la sociedad.
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