Hoy
es el día mundial de la Educación Social y, efectivamente, como
algunos han comentado por las redes, hoy no hay mucho que celebrar. Creo
que el tema elegido este año es Los retos de la educación social en
tiempos de globalización. En fin, no estoy de humor. Supongo que los retos
son los de siempre y tendrán que ver con la convivencia. Y en este
territorio donde vivo la convivencia está saltando por los aires. Y
no me repitan el mantra estúpido de que en Cataluña no tenemos
problemas de convivencia. Ya no. Convivencia entre catalanes y el
resto de españoles, y también entre catalanes. Familias y amigos
que ya no hablamos de política por no pelearnos (vaya mierda, ¿no?),
niños que discuten en las escuelas porque el otro está en el bando
equivocado, personas señaladas por pensar diferente. El oasis
catalán está más seco que nunca. ¿Puede hacer algo la educación
social? No lo sé, debería. Podrá hacerlo si pone por delante los
valores de ciudadanía antes que los valores patrióticos. Si pone por delante la Educación con mayúsculas. La razón y no solo la emoción. Espero por
lo menos que cuando nos pongamos “el traje” de educadores seamos
honestos para detectar si ese traje simbólico no es más que una bandera.
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