lunes, 28 de abril de 2008

ESCUCHAOÍR

Escuchar es la base de mi trabajo. Escuchar cansa. Hay estudios que miden la capacidad de atención del ser humano, pero es difícil saber hasta que punto puede agotar escuchar a alguien, porque se ponen en juego un montón de variables......¿Quique? ¡Quique! ¿Me estás entendiendo?
...mmm, sí, sí...bueno, no sé si te he entendido bien...¿puedes repetírmelo?



Mmm, esto es lo que iba pensando en la entrevista de esta mañana mientras ella me hablaba. No es que no la haya entendido, es que me he despistado, como me ocurre en ocasiones (pocas) cuando estoy cansado. Más que despistado, me he ido desconectando conscientemente. Miro a mi interlocutor, asiento mecánicamente, pero tengo la cabeza en otro lado. Raramente me pillan y yo cumplo con mi función de container. Difícil precisar cuando uno va a perder el contacto con el Otro (me gusta escribir ese Otro con la o grandota, como hacen los psicoanalistas). Depende de la energía que uno tenga ese día, de las entrevistas que ya lleve en el cuerpo, de si se ha desayunado o no, del interés de lo que te están contando, etc.


Hay entrevistas que duran una hora que mantienen toda mi atención. Sin embargo, las hay de quince minutos que se hacen eternas. A veces el contenido es lo de menos, es sólo que hay usuarios que son unos narradores excelentes. Otros se repiten como el gazpacho y dan vueltas y vueltas sobre el mismo tema. Están los verborreicos, estos sí, definitivamente agotadores. Hay días que, no sé como explicarlo, cansa tanto mirar a los ojos de los usuarios(después de haber mirado a más de catorce ojos de todos los tamaños, sexos y colores) que uno tiene que ir mirando de vez en cuando al papel, o a la mesa, no por timidez, sino sólo para descansar la mirada (digo la mirada, no la vista).

Algunos usuarios explican una historia que es como un cuento, tan bien estructurada que resulta sencíllisimo transcribir luego la entrevista en un papel, otros saltan de tema en tema y cuando acaban y se van debes apresurarte a escribir lo que recuerdas, porque sino todo se irá veloz como en un sueño.

Hay entrevistas mágicas, en las que escucho como nadie y en las contrarréplicas me muestro brillante, orfeico, mientras observo que el usuario asiente llevándose mis palabras a su casa. En otras soy un torpe que no entiende por más que oiga (oiga, ¿está usted tonto?), balbuceo y acabo agotado de escuchar, pero no al Otro, sino a mi mismo lanzando ideas sin ton ni son.

Hay manuales y estrategias para escuchar con atención. Pero escuchar es un arte que sólo se aprende escuchando.
__________________________________________

¡Me voy para Castellón! El grupo de teatro de Factoría Los Sánchez me han pedido que les haga una crónica de su obra El candidato, que estrenan el 9 de mayo en el Teatro Principal de Castellón. Me pagan avión Alaska-Castellón y hotel. No sé que me habrán visto. Pero nos vemos el día 9 en la city.
Un saludo.

jueves, 24 de abril de 2008

SPAIN HISTORY X (una historia de juzgados)

Explicar una historia que ocurrió hace años tiene sus riesgos. Uno de ellos es que acabes rellenando con la imaginación los agujeros negros de la memoria, o que te acabes inventando cosas para mejorarla, con lo cual conviertes una historia verdadera en una ficción.
Puedo asegurar, sin embargo, que recuerdo perfectamente mi primera experiencia notable en unos juzgados, hace cinco años.
Yo acompañaba a X, una mujer marroquí, que había sido maltratada por su marido. Tuvimos que esperar de pie a que le hicieran la declaración en un pasillo atiborrado de gente. En el pasillo sólo había un banco de madera, a todas luces insuficiente para la envergadura de aquel juzgado. Todo en el pasillo era tremendamente triste y oscuro, cuartelero: las paredes mal pintadas de gris, la poca luz, las puertas antiguas y rotas.
X me pidió que la acompañara en su declaración. El cuartucho donde hicieron hablar a X era mucho peor que el pasillo. Cuatro personas trabajaban en sus mesas, hundidas, atiborradas de montañas de papel. Todo era gris y feo. Los expedientes, las mesas, la luz, los muebles antiguos y desconchados. Olía a rancio.
La señorita que preguntaba a X lo hacía con una frialdad mecánica, impertinente, todo muy acorde con el espacio donde trabajaba. La confidencialidad, allí, era una broma de mal gusto, y X iba relatando sus miserias mientras las otras tres trabajadoras de la sala se la miraban desde sus mesas, haciendo comentarios, y bufando.
X me había dicho meses antes que estaba contenta de estar viviendo en un país más moderno que el suyo, donde todo funcionaba bien, y a mí se me iba cayendo la cara de vergüenza al recordarlo.
Volvimos al triste pasillo. Un póster colgaba de la pared. Hacía recomendaciones sobre el trato amable y correcto que debían recibir las mujeres víctimas de violencia en las dependencias policiales o en los juzgados. A mí me entró la risa floja.
Una hora después, la jueza, porque era una jueza, asomó su cara por la puerta de su cuchitril, este sí un poco más grande que el otro, pero igual de antiguo, como si la justicia necesitara esa pátina de fealdad para hacerse respetar, y allí mismo, en un pasillo atiborrado de gente, pegó un grito- ¿Usted es X? Pero, a ver (ese, a ver, autoritario y barriobajero, no hacía más que reflejar el ambiente donde trabajaba), entonces, ¿está usted segura de pedir la orden de alejamiento?. El problema no era la pertinencia o no de la pregunta, el problema era la desidia de aquella porquería de juzgado, que acababa impregnándolo todo, y convertía a una jueza en una vulgar verdulera. Tanto que a mí se me quitó de repente ese miedo que tengo a las togas y le pedí, armándome de valor, porque yo no soy ningún héroe, que hiciera el favor de entrevistar a X en privado, que la gente que había en el pasillo no tenía que enterarse de todo.
El corolario de esta historia, amigo lector, es la entrevista del miércoles en El País al juez Eduardo López-Palop, encargado de la ejecución de condenas a maltratadores, en la que denunciaba el desastre en el que estaba metido.
Mientras que otras administraciones españolas se han modernizado, la mayoría de juzgados españoles, perdón, de Alaska, dan pena. A ello ha contribuido, sin duda, la judicalización de la vida cotidiana (hoy medio mundo denuncia al otro medio), la falta de una informatización adecuada, la falta de personal, etc. Todo ello puede solucionarse, si se quiere. Pero hay algo que costará un poco más. La desidia de los juzgados ha envilecido a algunos trabajadores y jueces, que seguro que entraron en ellos con ilusión y ganas y que se han ido acostumbrando, poco a poco, a trabajar en esas cloacas de papel. La luz sepia, los muebles rotos, las carpetas a punto de explotar, los armarios oxidados, los pasillos rebosantes acaban sacando la bilis a cualquiera y hace que personas que parecen responsables puedan echarse sus risitas mientras entrevistan a una mujer como X

Pasó hace cinco años. Pero el juzgado sigue ahí, igual de triste y oscuro.



Alaska, 24 de abril de 2008

martes, 22 de abril de 2008

SALVAJE OESTE

Trabajar en unos servicios sociales de base es para personas curtidas, con experiencia, si no no veo manera de aguantar la presión de otros profesionales sin acabar haciendo grandes disparates. Porque la presión, a veces, puede ser insoportable.
Hay que estar atentos. Cuando otro, un profe, un médico, otro educador, alguien te suelte un "¿entonces que es lo que hay que esperar... a que mate a alguien?, tú no te dejes impresionar. Normalmente te lo suelta un tipo que no te va ayudar en absoluto a resolver el problema. Sólo quiere meterte miedo en el cuerpo. Él sabe que los X, en el 99,999% de las veces, no matarán a nadie, él sabe que los asesinos suelen ser el vecino ese que parecía tan normal y quería tanto a su madre, lo sabe pero juega con el miedica: ¿y si...?.
Juega con las cartas marcadas: si no pasa nada, nada pasa, pero si pasa ya os avisé yo qué... etc, etc. Pero tú eres perro viejo y conoces a este sheriff, pon esa cara de póquer que aprendiste viendo a Clint Eastwood, levanta la ceja, míralo a los ojos, desenfunda, adelántate a lo que él ya te tenía preparado mascullando entre dientes, dispuesto a rematarte, y dile: "...sí, ya sé, saldremos todos en los periódicos". Escupe al suelo con rabia. Sólo entonces dale la espalda, vaquero.

____________________________
Paradojas
Esta profesión todavía me sorprende, señal de que aún me quedan unos cuantos años en este negocio. Hoy mismo, en el instituto, me han dicho que se ha solucionado un absentismo de aquellos persistentes. Modestia aparte, hace dos semanas utilicé la paradoja, una técnica. La madre apareció con una nueva bolsa llena de justificantes médicos de su hija. Felicidades Rosa, lo está haciendo de maravilla, siga así. Pero tendrá que implicarse más si quiere que su hija sea la que más falta del insti. Todavía falta demasiado poco. Hoy, sin ir más lejos, ha ido a clase. Tengo que regañarla, así no hay manera de ser una absentista como Dios manda, señora Rosa. Vamos a hacer un nuevo plan de trabajo: ¿Y si no le dejas ir en todo el mes? Sí, ya sé que es un objetivo muy difícil, me hago cargo.

Por lo visto, la señora Rosa se ha picado.


*(la paradoja, utilizada, entre otras, por la PNL o la terapia breve estratégica, puede tener efectos secundarios, para utilizarla correctamente consulte a su farmacéutico)
Alaska, 22 de abril de 2008

domingo, 20 de abril de 2008

ALASKOSAS (cosas de Alaska)



Cortesías: El educador de Alaska en el Magazine de El Mundo.

Uno:

¿Me estaré volviendo majareta?
Hace unos años algún usuario me había enseñado la grabadora escondida con la que había estado grabando toda la conversación entre él y yo. Fue un episodio muy excepcional y es verdad que el señor en cuestión no estaba muy fino.
Ahora, con tanto "periodista" con cámara oculta, tanta Mercedes Milá desbocada por ahí, tanto niñato suelto con micrófono y tanto callejero cámara en ristre, empiezo a temblar cuando algún usuario me deja el bolso encima de la mesa. Tate, me digo, seguro que me graba justo cuando le digo que haga el favor de cortarle las uñas a su Jonathan antes de llevarlo al cole, que un día, jugando, le va a cortar la oreja a alguien.
Bueno, tampoco sería tan grave Quique, al fin y al cabo uno intenta ser siempre comedido y profesional en sus intervenciones. Nada que temer. Grabe, señora, grabe. La presión es otra, y es que, si me graba, al menos avíseme, que es que con las cámaras ocultas esas luego sólo se te ve la papada en la tele. Nada señora, grábeme, pero hágalo de frente carallo, y espere a que me afeite y me peine, y me ponga la camisa negra, que el blanco no da bien. Si tengo que salir en ¿Donde estás corazón? o en La Noria, al menos que no salga con cara de gilipollas.

Dos:
En Alaska los responsables políticos de servicios sociales suelen ser los últimos que pasaban por allí.
- Mariano, -dice el alcalde- ¡que Elena ha entrado en las listas, joder! ¿Donde carallo la ponemos?


- Ponla en Cultura, que no lo quiere nadie.
-Cultura no, joder, que nos hunde la fiesta mayor.
- Pues servicios sociales.
-Buena idea.
Hay excepciones claro, políticos a los que le va la marcha, y que se piden servicios sociales, los muy masocas. Se interesan por que su área sea valorada en el ayuntamiento. Exigen y respetan a sus técnicos a partes iguales. Son cuidadosos con el dinero público, pero atienden las razones de su técnicos. Cuidan a su equipo. Pretenden mejorar la calidad de vida de sus vecinos con proyectos sociales y educativos. Estos son los imprescindibles.

Tres:

Elementos imprescindibles para hacer una entrevista en servicios sociales:





...los lápices sólo en caso de entrevista familiar.

jueves, 17 de abril de 2008

LA GITANA, EL BORDE, Y LA PELUQUERA



La gitana.

Se llama Antonia. Parece un tanque. Nariz de Toro Sentado y brazos de Hércules. Si me da una hostia la cabeza me da más vueltas que a la niña del exorcista. Viene con una cara de mala leche que asusta. Y yo en el despacho, más solo que la una. Venga, va, listillo, dile lo que tenías que decirle, anda valiente, di que su hijo falta mucho al cole. Espera idiota ¿no ves que podría matarte si quisiera? ¿Que vas a decir ahora?. ¿Y si te manda a sus hermanos, que parecen los chunguitos, a que te rajen? ¿No cuentan esas cosas de los gitanos por la tele?


-Bueno Antonia ¿le pasa algo conmigo?
-A mi que me va a pasar.
-Es que la veo a usted muy seria, como enfadada y todavía no le he dicho nada.
-Na, hijo, que no, que es mi cara, es que tengo eso que tenemos las mujeres y estoy cansá- Y se pega una carcajada que le cambia la cara y manda a tomar por saco mis prejuicios.

Punto para mí. Se relaja, yo le suelto la munición y ella, aunque parezca mentira, me jura por sus muertos que el niño no va a faltar ningún día más, que es que a veces le gusta irse a por chatarra con el padre, pero que ella ya pondrá al padre en verea. Esto de la entrevista es como torear, sólo que en vez de capote, es la risa la que amansa a la fiera.


El borde

Se llama Antonio¿nosabesconquienestáshablando?- Mira, lo que tendrías que hacer es esto y lo de más allá - me dice- Yo conozco mucha gente, tengo vía directa con el consejero provincial de no sé qué. Mira, puedo ir a hablar con el alcalde.

Este tío me recuerda a Pilar Rahola pero en hombre. Me dan ganas de decirle : "que te acuestes, cantamañanas", pero me sale un muy educado y profesional: "Bueno, quéjese donde tenga que quejarse, señor Antonio. Yo sólo puedo decirle que no puedo hacerle este informe que usted me pide. Lo siento mucho".


La peluquera
Se llama María, y tiene un síndrome de alienación parental (SAP) del copón. Ya os hablaré otro día de estos casos. Tiene a la hija amargadita perdida. Haga lo que haga su ex estará mal. Apunta a la niña a inglés cuando tiene que recogerla el padre, si el padre llama a la niña, malo, si no la llama, peor. Si elpadre va con fulanita, seguro que es una drogadicta y yo a mi hija no la dejo con una drogadicta, si está solo porque como se va a cuidar de mi niña un hombre solo, ¿verdad Eva? Y Eva me mira, como diciéndome: sólo tengo seis añitos, pero estoy empezando a desquiciarme.


Esto... esto... esto... esto es todo amigos.


Alaska, 18 de mayo de 2008

martes, 15 de abril de 2008

SOSPECHOSOS HABITUALES



Esto de hacer de educador está siendo, cada vez más, separar el grano de la paja.

A ver como lo veis, pero es que se ha armado un revuelo de tres pares de calcetines porque Pablito, que tiene 11 años, se ha subido a la puerta del vestuario de las niñas y le ha hecho una foto a las tetitas de la Juani.

Que sí, que vale, que se merece una reprimenda, por degenerado, y quedarse sin el móvil, y que hay que andar con ojo porque Internet y bla, bla,bla. Una cosa es eso, y otra la que se ha montado, y las reuniones posteriores , y que si la policía y alguna profe que casi le da un patatús. Vaya, que más que una gamberrada se habla de Pablito como si fuera un proxeneta. Lo que faltaba, con lo gallito que ya es el niño.


Y es que, como decía al principio, con esto de la protección a la infancia nos hemos vuelto tan sensiblones que nos estamos pasando tres pueblos. Que Mohamed le da un capón a su hijo, por contestarle malamente, pues venga, a engrosar la lista de maltratadores infantiles, que a Manoli le dicen gorda en el insti o a Luisito cuatro ojos, pues ya tenemos el parapsicólogo del cole iniciando un protocolo contra el bulling, si Jonathan se levanta de la silla más de dos veces, al tanto, que a poco que nos descuidemos le cuelgan que es hiperactivo, y no digamos si se le ve un poco triste que a terapia que vas, por tonto, y si su padre lo castiga, ¡ojo!, que seguro que le crea un trauma de por vida (porque ahora, amigos, no se castiga a los hijos, ahora se negocia y se pacta, según los "expertos" en eufemismos pedagógicos).


Pues eso, una labor de cirujanos, para separar lo que es de lo que no es y para evitar que nos volvamos todos idiotas perdidos y que, con tanta corrección política, no tengamos tiempo de atender a los verdaderos casos de bulling, malostratos o hiperactividad, que haberlos haylos.



Pásalo:
Sera, un vecino de aquí al lado, me envía este cartel en forma de meme para que lo pase.


Estrena una obra de teatro el 9 de mayo, a las 21h, en el Teatro Principal de Castellón. No debe de haber tantos educadores que escriban teatro y que además estrenen, así que ahí está el cable, colega.


No sé, igual agarro el AVE que va de Alaska a Castellón y me planto en el estreno. Tiene buena pinta.




¡Mucha mierda!







sábado, 12 de abril de 2008

HIJOS QUE PEGAN A SUS PADRES

El padre, tiene los ojos hinchados y enrojecidos. Hace poco que han llegado a Alaska. La madre está más entera. Dice cosas terribles pero las dice con un aplomo que sorprende.

- Nuestra hija Tania insulta a los profesores. A mi también. Me llama hija de puta, me amenaza. Un día amenazó con un cuchillo a su hermana. Tengo miedo cuando se pone así. Ya la hemos denunciado un montón de veces. Tiene atemorizada a su hermana. Y a nosotros. No podemos más. A su padre le grita y no le hace caso. No dormimos por miedo a que nos haga algo. No comemos. Tira los platos, no quiere hacer nada. La queremos, pero no podemos más. Esto no es vivir.
-¿Desde cuando pasa esto?
-Desde que la adoptamos, cuando tenía cuatro años- dice el padre.
-¿Cuantos tiene ahora?
-Catorce.

José y Lucia tienen una hija mayor que ya no vive en casa. A Tania la adoptaron hace diez años. La historia de la familia biológica de Tania me asusta hasta a mí que no me asusto fácilmente.

Mira el expediente de este caso, querido lector, lo tengo sobre la mesa. Diez años de psicólogos, psiquiatras, educadores, médicos, trabajadores sociales, profesores. Diez años de sufrimiento ininterrumpido. Ni un diagnóstico concluyente para una familia, por lo demás, colaboradora con los servicios. Un caramelo, vaya.

En los últimos informes de los equipos de infancia se leen recomendaciones que resultan patéticas. Leete esto: "Los padres deben trabajen los límites" "...que tengan paciencia..." "...seguir las indicaciones del psicólogo...". Correctísimos, sin duda, si no fuera porque se repiten durante diez largos años. Más de lo mismo. Reconocerás que diez años de profesionales y un cuchillo en la garganta es un exiguo botín.

Pero vayamos al grano. En este oficio lo importante son las preguntas: Pregúntales que esperan de ti.

-¿Que esperan ustedes de mí? (¿acaso soy su última esperanza blanca? ¿cumplen el expediente? ¿es la costumbre? ¿porqué han venido? ¿han tocado fondo justo ahora?)

En todo caso, son ellos los que han venido y eso me servirá para ayudarles pero también para ser exigente con ellos. Ya veremos, de momento hoy necesitan mimitos y yo se los doy encantado.

Sí, sí, ya sé, yo no tengo recetas, ni varitas mágicas, y bla,bla,bla. Eso ya estoy cansado de decirlo. Pero no quiero ofrecer a esta familia más de lo mismo. No quiero descartar nada y nada quiere decir nada. Quizás lo mejor para Tania sea descansar en un centro y que la cuiden y la mimen. O quizás no, no adelantemos acontecimientos. Aquí hay trabajo por un tubo, y me veo coordinándome con todo quisqui, pero no puedo permitirme trabajar como si partiera de cero, con objetivos a largo plazo, o mejor dicho, alargando la cosa hasta que Tania cumpla los dieciocho y nos deje en paz a todos.

¿Puedo aportar algo diferente a esta familia hiperatendida? ¿O me declaro incompetente para trabajar con ellos?.

El martes veo a Tania. A la tirana de Tania, que atemoriza y sufre a partes iguales.

Vuelvo a hincar los codos en el expediente. Lo leo y lo releo. Una pregunta me obsesiona: ¿Porque no te has escapado nunca de casa, niña?

Nada, ni un intento, ni una pequeña fuga, esta fiera que tiene arrestos para plantarle cara a todo adulto que respire. Adolescentes menos quemadas que ella lo hacen a diario, aunque luego vuelvan arrepentidas de casa de la amiga, o del novio, o hambrientas o las traiga la policía. O no vuelvan.

Pero Tania nunca. Al contrario, a veces atranca con una silla la habitación y no sale en dos días.

¿Porqué no se escapa? ¿Que encuentra aun en este infierno que ella ha ayudado a crear?Tranquilo, no voy a darle ideas. No sé porqué no se ha escapado nunca, pero me pienso agarrar a sus respuestas como a una tabla en medio del océano.


*( Para garantizar la confidencialidad, los nombres y algunos datos han sido cambiados por el autor )


Pintura de Siro López.

miércoles, 9 de abril de 2008

VIDAS PARALELAS

En la carretera que va de Fairbanks al Parque Nacional de Yukon, aquí en Alaska, hay, cada kilómetro, más o menos, una prostituta. Te miran desafiantes, como mira una fiera encerrada aunque esté en campo abierto. Algunas, desde el coche, parecen bellísimas, vestidas como heroínas de un cómic de superheroes. A otras, sus trajes de licra les dan un aspecto entre ridículo y triste.

Este ¿trabajo? debe de ser uno de los más penosos que pueda uno imaginarse. No, mucho más. Debe de ser terrible, inhumano. Así, objetivamente, aunque alguna de ellas quizás no lo crea así. No sólo dejarse manosear por el primero que pare su coche y pague, sino estar ahí horas y horas, de píe, o sentadas en una silla barata de plástico blanco, a la intemperie, pasando calor, frío, aburrimiento, expuestas a las miradas de todos, sabedoras de que son las perdedoras de una vida que les pasa por delante a cien por hora, frenando un poco para echar un vistazo y seguir. A años luz de las putas con glamour que consiguen portadas, discos y entrevistas gracias a que un pez gordo se acostó con ellas arruinando su carrera.

El problema de la prostitución no está resuelto.
Hay quien apuesta por legalizarla, darle estatuto de trabajo para que las prostitutas tengan seguridad social, higiene, condiciones dignas. Dicen que así se acabaría con las mafias (aunque quizás se acabaría con unas para abrir las puertas a otras)
Pero, ¿se debe legalizar la esclavitud, el trabajo denigrante, sólo por el hecho de que sea elegido voluntariamente? Bajo ese criterio continuaríamos exhibiendo a hombres elefantes por las ferias, o creando un carnet con derecho a paro para asesinos a sueldo, por lo demás un trabajo voluntario y la mar de higiénico.

Hay quien, delante de estas dos posturas, exhibe una verdad incontestable. La de que siempre habrá prostitución y eso no lo evitarán ni las leyes ni la policía. Aunque se olvidan de señalar que también habrá proxenetas, traficantes, esclavos o asesinos y no por eso se deja de legislar sobre ellos.

Es difícil tener certezas en este asunto.


-Lucce, de Educablog, cuelga una noticia, aparecida en el Correo Digital, sobre el despido de dos educadores, al parecer, por represalias de la cooperativa para la que trabajaban, en el albergue de Elejabarri. Evidentemente, como bien dice Lucce, tendría que contrastarse la noticia para saber lo que pasó.

Al hilo del artículo, dos reflexiones: Un despido improcedente (si es que lo fue, que parece que sí) es casi siempre una represalia, se tome por el motivo que se tome. Y dos: No sé porqué me da que si estos dos educadores trabajaran para la administración y no estuviesen subcontratados, estarían, a día de hoy, trabajando en el albergue. Quizás merecedores de una sanción o quizás no, pero trabajando. Lo que dice mucho en contra de la liberalización de instituciones que deberían ser públicas y da pistas de la perdida que ese modelo ahorrativo significa.



lunes, 7 de abril de 2008

POBREZA

Entrevista con la madre de Luisito. Luisito tiene seis años y es el primer niño de Alaska que hace absentismo escolar debido a la crisis inmobiliaria.
No os mováis de ahí, si queréis os lo explico. Es como un cuento.

Érase una vez, en Alaska, vivía un niño que se llamaba Luisito, cuyo padre era paleta, oficial de primera, para ser más exactos. Luisito vivía en un país donde se construían casas por doquier. A pesar de que el precio de las casas era cada vez más alto, la gente las seguía comprando y se endeudaba hasta las cejas.
Así que, como el negocio le iba tan bien, el padre de Luisito, junto con su señora y dos hijos más, se compró una casa en una urbanización, lejos del pueblo. La casa era muy grande, con piscina y todo. La urbanización no es que fuera gran cosa, porque carecía de los servicios mínimos, pero daba igual porque, en aquella época, prosperar significaba tener una casa más y más grande, aunque la casa estuviera en un desierto.
Pero el precio de las casas subió tanto y tanto que al final los habitantes de ese país de las mil y una noches no pudieron comprar más casas y el padre de Luisito se quedó sin trabajo. Ahora la familia de Luisito tiene una hipoteca de más de 1000 euros que no puede pagar, ni puede pagar las letras del coche que se compró, ni la gasolina, ni la luz, ni el comedor de Luisito. Porque resulta que aquella gran casa con piscina estaba tan lejos del cole, que Luisito tenía que quedarse en el comedor escolar a la fuerza. Y para colmo, en ese país de nunca jamás, las becas de comedor disminuyeron por la crisis. Así que Luisito ha dejado de ir al colegio.
Y colorín colorado…

La crisis hace tiempo que se instaló en Alaska. El Estado , que cada vez lo es menos, se ha despreocupado de lo público y ha dejado los bienes de primera necesidad, como la alimentación y la vivienda, en manos del mercado libre. Esta irresponsabilidad nos ha convertido a todos en especuladores a la fuerza (porque a ver quien es el guapo que vende su vivienda por debajo del precio de mercado). El problema de Alaska es que los precios de TODO, de lo útil y de lo inútil, se han puesto a nivel europeo, por las nubes, pero los sueldos y las prestaciones sociales están como siempre, por los suelos.
La consecuencia es que la pobreza, una pobreza desesperada y hasta el cuello, ya está llamando a las puertas de los servicios sociales como hace muchos años que no llamaba. Para esa gente el problema principal del planeta no es el cambio climático, se lo aseguro.
Epílogo:
-Ostras Carmen (Carmen es la madre de Luisito), pero con esa hipoteca tendréis siempre problemas. ¿Habéis pensado en vender la casa?
-¿La casa, Quique? Hace cuatro meses que hemos puesto el letrero de Se Vende y no hay manera, mi arma

miércoles, 2 de abril de 2008

ENTREVISTANDO VOY, ENTREVISTANGO VENGO


-Pero Rosario, ya entiendo que se ha portado mal, pero no puedes castigar a tu hijo sin cenar.
-Pero Quique, ¿tú has visto lo gordo que está?.
___
-Esto de la ley de la Independencia, Quique, es una mierda, con perdón.
-Querrá decir la ley de la dependencia, señor Juan.
-Eso. Pues no vale nada. Mi madre se va a morir antes de que se la den. Ya hace un año que hizo la solicitud y ná de ná, me cago en tó.
-Pues tiene razón, señor Juan, tiene razón (yo cuando los usuarios tienen la razón se la doy, y es que a mí no me pagan para defender lo indefendible).
__
-¿Y no pagan nada de las gafas Quique?
-No, lo siento, eso no lo cubre ninguna ayuda, señora Ana.
-Pero sí yo tengo el ojo que se me está secando.
-No sé, no sé... ¿qué es lo que te ha dicho el médico?
-Que tenía mal la resina.
-La retina, te diría. Si fuera resina lo tendrías pegao.
-Ja, ja, ja Quique, mira que eres cachondo.
-Gracias Ana, le acepto el cumplido.

Alaska, 2 de abril de 2008