CANSANCIO

Hoy estoy vago. Sí, sí, de un vago rematado. No tengo entrevistas programadas, ni espero a nadie, ni visitas a domicilio a la vista, ni nada. Eso sí, tengo que acabar una memoria del servicio, hacer algunos informes, poner al día las entrevistas de algunas familias, pasarlas al programa informático...pero es que estoy vago y no tengo ganas de hacer papeleo.

En fin que, como me pagan para trabajar, pues voy haciendo, pero a un ritmo tranquilito. Aprovecho para hacer relaciones públicas con el personal del ayuntamiento. Tengo muy buenas amigas entre las administrativas. El de correos, el arquitecto, la de la biblioteca o Pedro, el poli de Alaska.

Salgo a dar un vuelta por el pueblo. Hace frío. Algunos vecinos rascan los vidrios congelados de sus coches. Los chavales del taller ocupacional de jardinería se frotan las manos y entran en el bar a hacer el primer café. Saludo a Osama, un joven al que derivé a este recurso y que, de momento y contra todo pronóstico, está funcionando de maravilla.

Veo a Martina, una profesora del instituto.

- "Hola Quique. ¿Sabes algo de Javier? Está faltando mucho a clase.

- "Hola Martina, luego te envio un email... sí, sí, estoy en ello".

No, no estoy en ello, todavía no he podido hacer la entrevista con el padre de Javier. El trabajo se me acumula y las semanas pasan volando. Algunas veces, entre una reunión y otra con el instituto, no me da tiempo de hacer los deberes ( otro día os explicaré cómo abordamos por aquí el tema del absentismo escolar).

Alaska se despierta poco a poco. Yo diría que renqueante, como el autor de este blog.

Pues sí, que le vamos a hacer. En este trabajo hay días que las pilas se te funden y...bueno...no pasa nada. Llevo unas semanas de entrevistas intensas, donde la gente "vomita" sus problemas. Escuchar agota. Parece que no, pero sí.

Así que hoy nada de conversaciones profundas. Comentamos las últimas chafarderías del ayuntamiento. Me cuenta Pedro, el policía, que en la última batida de jabalí, el domingo, casi se cargan al hermano del alcalde. Los cazadores de estos lares son un poco brutos. Pedro alterna el Marca con la buena literatura y en ocasiones hablamos del último libro que ha leído. También caza. Yo creo que le gustaría cazar un alce y ser una especie de Hemingway de por aquí.

En fin, que hoy estoy vago y hay que aprovecharlo. El humor , la relajación y el café recargan las pilas. Seguro que mañana estoy como nuevo.

Las doce todavía.

La constatación de que, cuando estoy vago, el tiempo va más lento.