El otro día leía un artículo sobre las condiciones de trabajo en Googleplex, las instalaciones de Google. Un ambiente cómodo y relajado, con todo tipo de facilidades para estimular la creatividad. No voy a comparar yo los servicios sociales con Google, pero ya me gustaría a mí que nos pareciésemos en algo.
Seguro que si Larry Page y Sergey Brin, los fundadores de Google, tuvieran que repensar los servicios sociales de atención primaria, incluirían periodos de reflexión en todos los equipos y, sobre todo, preguntarían a sus empleados cómo mejorar los servicios sociales, porque nadie como ellos lo sabe: cómo mejorar estructuras, circuitos de derivación o protocolos. Reflexionar sobre los modelos educativos con los que se está trabajando, optimizar recursos, etc.
También intentarían introducir espacios donde quepa la innovación: nuevos formatos, proyectos socieoeducativos originales, desarrollo de las TIC, en fin, todo eso. Y, por supuesto, introducirían espacios para el cuidado del personal y mejorarían sus condiciones laborales. Pondrían, sin duda, patas arriba el edificio de servicios sociales y de paso cuestionarían funcionamientos anclados en la historia. Todo ello, con el convencimiento de que, a la larga, siempre es mucho más rentable tener a los trabajadores contentos que controlados.
¿Ciencia ficción? También lo era Google hace años y lo inventaron dos imberbes en el porche de una casa. Estoy seguro que hay cientos de cerebros por ahí haciendo becas de comedor a los que nunca se les ha dado la oportunidad de desarrollar una buena idea.
Alaska, Oé, Oé, Oé